EN las obras del Metro de Sevilla, la gente está con la mosca detrás de la oreja, y temerosa de que le den gato por liebre. Sin embargo, existe una oportunidad real de llevar adelante la línea 3 desde Pino Montano, que ya no terminaría en Los Bermejales, sino más adelante, en el Hospital de Valme, pasando además por Palmas Altas. Se deben poner de acuerdo el PP y el PSOE. Pero, según parece, la relación no es como en el debate de investidura. España se ha ido a los extremos (o se ha ido del todo), pero Sevilla no, al menos no todavía. El alcalde, Juan Espadas, y la consejera de Fomento, Marifrán Carazo (así como el viceconsejero, Jaime Raynaud) pertenecen a los sectores más presentables de sus partidos. Pueden alcanzar acuerdos. Sobre todo si entendemos que el Metro debe servir para que lo disfruten los sevillanos, y no para tirarse los trastos a la cabeza.

Por eso, hay que ser prudentes en la polémica sobre si va a ser Metro o tranvía, en el tramo de la Palmera a Los Bermejales. En los principales metros del mundo, incluso en el de Madrid, algunos tramos de líneas están construidos en superficie, y no todos son subterráneos. Se suele hacer por rentabilidad, o por dificultades técnicas. Por el contrario, cuando todo el recorrido va en superficie, resulta evidente que no es un Metro, sino un tranvía.

En Sevilla es fácil de entender. La línea 1 del Metro no es un tranvía. El denominado Metrocentro no es un Metro, sino un tranvía. Si alguna vez circula un tranvía en superficie desde San Bernardo a Santa Justa, nadie podría decir que el Metro ha llegado a la estación del AVE, porque eso sería un tranvía con todos sus avíos.

Se debe recordar que el metro más antiguo del mundo es el de Londres, que empezó a funcionar el 10 de enero de 1863. Mañana cumple 157 años, y nosotros aquí, con estos pelos. Pues ese metro se llama London Underground, de ahí que el subterráneo forme parte del asunto.

En la línea 3 del Metro, en el recorrido ya previsto de Pino Montano a Los Bermejales, hay tramos que no deberían ser construidos en superficie. Por ejemplo, el de Pino Montano al Prado, que debe atravesar la parte más dura de la Ronda Histórica. Ahí, sin viajar bajo tierra, sólo sería un tranvía; y además letal para el tráfico, en una ciudad donde todavía quedan conductores que no se han enterado de que existe la SE-30 y una parte de la SE-40.

El alcalde, Juan Espadas, y la consejera, Marifrán Carazo, están con buen rollito. Si no se tuerce el asunto, de ahí debe salir una línea de Metro, además de un ejemplo de colaboración para que aprendan otros.

José Joaquín León