RAJOY ha vuelto a Sevilla, una ciudad donde el PP le permanece fiel. A estas alturas, Mariano se ha convertido en un Adolfo Suárez gallego y barbudo, que va evocando por las principales ciudades el centrismo perdido. Si bien no lo hace políticamente hablando, sino presentando el libro de sus memorias, que se llama Una España mejor (el título ya sugiere que vamos a peor), y en el que intenta hacerse justicia, ya que nadie se la hace. Escribir bien de Rajoy suena muy raro, porque había una campaña orquestada para cargárselo. Su gira no es como las de Javier Sierra o Santiago Posteguillo. Rajoy no es un novelista histórico, sino que lo presentó Juanma Moreno, al que se ve como un discípulo amado.

La gente tiene mala memoria y no se acuerda bien de Rajoy. Se le considera el malvado de la reforma laboral, pero no el que evitó el rescate de España. Un maquiavélico al que conozco dice que ese fue el gran error de Rajoy: impedir el rescate. Por el contrario, si hubiera dejado que a España la zarandearan como a Grecia, se hubiera entendido mejor el alcance del regalito de país que nos dejó Zapatero, el peor presidente de la democracia española. Mejorando lo presente, claro. Pero Rajoy hizo lo habitual del PP: el trabajo sucio para el PSOE. Recogió la basura y después llegó el otro con la moción de censura.

La gente no se acuerda de nada, pero Rajoy fue el hombre de confianza de Aznar para ganar con mayoría absoluta en 2000. Hasta periodistas de izquierda alababan a José María entonces, según se puede leer en algunas hemerotecas. José María nombró heredero a Mariano, cuando los más entendidos pensaban que el sucesor debía ser el brillante Rodrigo Rato (que se fue al FMI, antes de acabar así); y los que después se pasaron a Vox apostaban por Jaime Mayor Oreja, que en su origen fue de UCD, pero después decía eso que agrada a los fachas y aporta votos a los progresistas.

Otro error de Rajoy fue permitir el duelo fratricida entre Mari Loli de Cospedal y Sorayita de Santamaría. Como diría el hijo de una familia machista (nuevo concepto acuñado por Irene Montero), lo peor que puede ocurrir es una pelea entre dos mujeres, cuando llueven las guantadas, pues no se sabe qué hacer, si separarlas o dejarlas. En el PP lo que hicieron fue poner a Pablito Casado, con el que no se contaba.

Juanma Moreno, en Andalucía, y Beltrán Pérez, en Sevilla, eran sorayistas y marianistas, pero sobre todo javieristas. También estuvo Javier Arenas en lo del libro. Javier ganó en Andalucía una vez, pero no lo suficiente, y pasó a la sombra. Javier y Mariano, almas gemelas, están fuera del presente y alejados del futuro. A ver quién escribe el próximo libro.

José Joaquín León