EN el Parlamento de Andalucía organizaron la semana pasada un debate sobre el Estado de la Comunidad, que ha pasado desapercibido. Como si hubiera sido el debate del estado de una comunidad de vecinos. Más allá de las Cinco Llagas, y de algunos bares del entorno de la Macarena, este debate fue plenamente de ni fu ni fa. En los telediarios y los principales medios madrileños no ha interesado para nada. Incluso le dieron más importancia a un incidente ocurrido en un pleno de Ceuta, donde uno del Partido Caballa casi le da una tragantá a otro de Vox. Así que el estado de la comunidad autónoma más poblada, cuya capital es Sevilla, tuvo una trascendencia nula, allende las murallas macarenas.

Preocupa más lo que decidan sobre el pin parental. El mundo peligra por culpa del pin, que puede causar estragos en varias generaciones, según parece. Entre el pin parental y el calentamiento global, los niños van a salir como Greta Thunberg, que es así la chiquilla por culpa de su familia, ya que al colegio iba poco. Con los niños pasa como con las comunidades, que unos salen más combativos que otras.

Andalucía va bien, ya que sus debates parecen insignificantes en el resto de España. Se dijo que el presidente de la Junta, Juanma Moreno Bonilla, ha recuperado el discurso andalucista, esa bandera que Manuel Chaves, Pepe Griñán y Susana Díaz enarbolaron cuando gobernaban José María Aznar y Mariano Rajoy. Los presidentes de la Junta han sido andalucistas contra los gobiernos de otros partidos. El caso más raro es el de María Jesús Montero, que pasó de consejera a ministra, diciendo lo contrario de lo que decía.

Lo mejor del debate del estado de la comunidad de vecinos de Andalucía fue que Juanma Moreno y Juan Marín van a plantar miles de árboles y abrirán una oficina para los andaluces que viven en Cataluña. No es una embajada de Andalucía en Cataluña, sino una oficina de atención al vecino emigrado contra el separatismo, o algo así. En Barcelona consiguió escaños el PSA de Alejandro Rojas-Marcos y se formó una bronca enorme. Lo llamaron traidor. En Barcelona no le han prestado atención al debate de la comunidad de Andalucía, mientras en Sevilla todos los medios comentamos las paridas de Quim Torra.

Cuando aparezca otro brote de listeriosis se volverá a hablar de Andalucía, para decir que la sanidad es tercermundista y tal. En los presupuestos de 2020, ya aprobados, le han reservado 11.056 millones a la sanidad andaluza, lo que supone el 28,7% del gasto total. Pero esos datos interesan poco, es más vistoso chillar.

José Joaquín León