POR desgracia, esta crisis del coronavirus está abriendo una brecha entre los profesionales sanitarios españoles y los políticos. La gestión del Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias es patética. No se trata de buscar votos, ni de intereses políticos, sino de decir la verdad. Tenemos alimentos en los supermercados, que están abastecidos, aunque el Gobierno los culpó de la ruina de los agricultores, que también están funcionando bien. Pero falta material sanitario para los profesionales y para el público. Podemos comprar un kilo de naranjas, pero no una mascarilla para protegernos. Porque no llegan a las farmacias. Y, por si fuera, poco, el coordinador de Emergencias, Fernando Simón, que está demasiado nervioso, ha humillado e indignado a los farmacéuticos de toda España.

El personal sanitario está teniendo un comportamiento heroico. Hay que decirlo claro: no hay más muertos todavía gracias a ellos, que están cubriendo las pordioserías de una política sanitaria desbordada. No hay respiradores suficientes para los enfermos, no hay material de protección para los médicos, enfermeros y demás personal sanitario. Nos pareció un héroe Li Wenliang, el médico que alertó del coronavirus y murió en China, pero en España tenemos el porcentaje más alto de contagios de coronavirus entre el personal sanitario. Unas cifras atroces, a consecuencia de unas condiciones tercermundistas.

En España hay 22.071 farmacias, de las que casi 4.000 están en Andalucía. Muchos farmacéuticos y auxiliares están trabajando sin protección, sin mascarillas y a cara descubierta ante las personas que acuden, entre las que suele haber enfermos. Fernando Simón no los ha incluido entre el personal sanitario a proteger y los equiparó con las cajeras de supermercados, que también se arriesgan.

Pues sí, se arriesgan los 71.000 profesionales farmacéuticos, que no están abastecidos con mascarillas para ellos y para el público en sus farmacias. Se arriesgan las cajeras de supermercados. Se arriesgan los policías y guardias civiles. Se arriesgan los soldados que intervienen. Se arriesgan miles de españoles, porque no trabajan con la misma protección que tuvieron los profesionales chinos, coreanos y de otras nacionalidades. España ya ha superado a China en número de muertos.

Por la incapacidad de gestión, por la ineficacia de dirigentes que ni siquiera cumplen sus normas, fuerzan a miles de españoles a arriesgar sus vidas. Al menos deben tener el honor de ser considerados como héroes y como víctimas. No merecen ser humillados para justificar lo injustificable.

José Joaquón León