FUE un hombre que vivió y ejerció sus cargos con discreción. Manuel del Valle Arévalo ha muerto como vivió, fiel a sí mismo. Ha tenido la mala suerte de fallecer en los tiempos del coronavirus, pero de leucemia, lo que le ha restado protagonismo y furores necrológicos. Sin duda, a él no le interesaban las loas funerarias, por lo que tampoco le importaría. Pero Manuel del Valle fue muy importante en la Sevilla de la Transición. Fue el primer presidente democrático de la Diputación Provincial, desde donde se catapultó a la Alcaldía. Ejerció como alcalde durante ocho años, desde 1983, cuando relevó a Luis Uruñuela, hasta 1991, cuando le sucedió Alejandro Rojas-Marcos. Un alcalde socialista entre dos andalucistas.

El candidato socialista a la Alcaldía en las municipales de 1979 fue Antonio Rodríguez Almodóvar. Pudo ser alcalde en los pactos de izquierda, pero se lo impidió el trueque entre Sevilla y Granada que hicieron el PSOE y el PSA. Cuatro años después de aquello, Rodríguez Almodóvar no repitió como candidato, así que llegó el momento Del Valle. Era lo que ahora se llama un gestor, pero nunca fue un líder carismático, ni un político sandunguero.

Aprovechó los años de oro del PSOE, que gobernaba en España con Felipe González, en Andalucía con José Rodríguez de la Borbolla y en Sevilla con Manuel del Valle. La década roja, como llamó Francisco Umbral al periodo que empezó en 1982 y que duró hasta los fastos del 92, cuando empezó a desmoronarse. En Sevilla ya se había desmoronado un poco antes, cuando Rojas-Marcos consiguió la Alcaldía en 1991.

Del Valle había sido uno de los hombres importantes de la generación de la tortilla. Según las leyendas, nada más y nada menos que el autor de la foto. Aunque sólo que tuvo que apretar el botón, según parece, y el autor intelectual fue Pablo Juliá, como tantas veces le han recordado. Más allá de la bonita foto, era una generación que se consolidó en el mítico despacho de Capitán Vigueras. Con el tiempo, Felipe, Guerra, Escuredo, Manolo del Valle, Pepote, Alfonso Lazo, Miguel Ángel Pino y casi todos los socialistas de aquella cosecha sevillana que llegó a la Moncloa en el 82, derivaron en unos socialistas que no parecen socialistas. Al menos si se los compara con Pedro Sánchez, Adriana Lastra, José Luis Ábalos y otros por el estilo.

Del Valle será recordado. Se va al más allá como alcaide del Alcázar, a modo de Romero Murube, y con una avenida bastante buena. Aunque algunos pensaban que no parecía sevillano, por no ser capillita ni feriante, qué le vamos a hacer. Era un tipo serio, que es otra forma de serlo.

José Joaquín León