ESTA crisis del coronavirus ha reforzado a determinados sectores productivos, que funcionan a la altura de las circunstancias. Uno de los más eficaces está siendo el de la distribución en los supermercados. Con esa facilidad que tiene el Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para demonizar a las empresas privadas, los habían acusado de ser los causantes de la ruina de los agricultores, por tirar los precios. Era una falsedad. En los precios del campo influyen otros factores, algunos causados por el Gobierno. Por otra parte, en las circunstancias actuales, encarecer la alimentación sería una barbaridad: penalizaría el consumo y agravaría la crisis social.

En Sevilla, los supermercados están respondiendo muy bien. Hay empresas multinacionales, nacionales y andaluzas. Pero no sólo ellos, también funcionan los mercados y algunas tiendas de alimentación. A pesar de que las pequeñas empresas y autónomos notan más la crisis y las dificultades de reparto. Abundan los elogios a las cajeras, tenderos y empleados, que se arriesgan personalmente; y sin pertenecer al sector sanitario, ni a las Fuerzas de Seguridad, ni al Ejército, que de por sí tienen un riesgo profesional. Aunque eso no minimiza la responsabilidad de quienes les han forzado a trabajar en unas condiciones bochornosas. No se ha criticado por partidismo contra el Gobierno, sino que lo han denunciado The New York Times y otros medios extranjeros.

Aparte del personal que vende en las tiendas, hay una cadena de producción para que no falten los alimentos ni artículos de limpieza y aseo, que también son de primera necesidad. Funcionan los agricultores, ganaderos y empresas que los producen. Funcionan los camioneros y los servicios de distribución y almacenamiento. Todo eso tiene un coste y un esfuerzo.

Ayer había largas colas para entrar en los supermercados de Sevilla. En uno de Mercadona había que esperar dos horas. De los próximos cuatro días (Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Resurrección), tres son festivos en Sevilla y en toda Andalucía. Sin embargo, algunos supermercados y centros comerciales van a abrir el Jueves y el Viernes Santo, en horario matinal, para abastecer mejor a las familias confinadas.

La alimentación funciona muy bien, mucho mejor que la política, pongo por caso, y que supuestos expertos que han fallado con graves consecuencias. Pero esta crisis puede llegar a la alimentación, como se está viendo en el campo, donde falta de mano de obra y ya están perdiendo cosechas de frutas y hortalizas.

José Joaquín León