LA alta tasa de coronavirus en el Polígono Sur (que ya cuadruplica la media de Sevilla) debe ser manejada con mesura y sin alarmismo demagógico. Es una zona muy sensible, tocada por la literatura y el cine, que podría salir más dañada de lo que ya está. Se sabe que el vecindario responde a ciertas características sociales, pero lo que rodea al Polígono Sur se reconvierte en tópico. Podría faltar poco para que se extienda por Sevilla la leyenda de que el coronavirus castiga más a los pobres que a los ricos, y que el Covid 19 es una nueva causa de marginación social. Errores más grandes están propagando los negacionistas y grupos de iluminados que no valoran la realidad, sino que inventan fantasías.

Puestos a buscar divisiones maniqueas y simplistas, el coronavirus no contagia más a los pobres que a los ricos, sino que mata más a los viejos que a los jóvenes. Esa es la verdadera división social que ha causado. En España, el 70% de las muertes oficiales reconocidas por Simón (al menos 20.000 personas) han ocurrido en residencias de mayores. Ese fue (y vuelve a ser) el gran problema. Y es una de las causas de la segunda ola. Los jóvenes se echaron a la vida alegre y se olvidaron de que ellos también contagian y lo propagan.

En el Polígono Sur, la mayoría de los contagiados son jóvenes. Los brotes se han relacionado con la comunidad gitana, a través de fiestas familiares masivas (se habla de clanes), y con la Iglesia Evangélica de Filadelfia, cuyos fieles corresponden a ese grupo social. Esos contactos han influido, pero hay que tener cuidado al dramatizar, ya que en las Tres Mil no han sufrido una oleada de muertos.

Entre las medidas sugeridas está aplazar las clases. Es una decisión quizá conveniente, pero con un gran coste social, en unos barrios donde el absentismo escolar es mucho más alto que la media de Sevilla, donde el nivel educativo es malo tirando a peor, y donde existe una brecha digital para seguir las clases desde las casas, además de que tienen otras preocupaciones, más ligadas a la subsistencia diaria.

Jaime Bretón, el comisionado del Polígono Sur, está haciendo una buena labor. En este asunto debe tener una habilidad especial. Confinar, lo que se dice confinar, a los barrios de las Tres Mil Viviendas, puede ser necesario en algún momento, pero sin olvidar las consecuencias.

No se le debe añadir otro sambenito al Polígono Sur, que corre el riesgo de convertirse en la versión paria del coronavirus según Sevilla. Hay que buscar soluciones para la integración social, pero ya las necesitaban antes del coronavirus.

José Joaquín León