LOS niños vuelven al colegio como si fueran al martirio en el circo romano, a ver qué pasa con las fieras. El gran problema de fondo es que acuden a una cita a ciegas, como todo lo que rodea la gestión del coronavirus en España. Es obvio que los niños no se podían quedar en sus casas o en los parques de Sevilla hasta que empiecen a tratar a la gente con la vacuna de Oxford, ojú. Los consejeros autonómicos, como Javier Imbroda en Andalucía, miraban a la ministra, Isabel Celáa, que estaba desaparecida, venida a menos desde que Pedro Sánchez la retiró como portavoz del Gobierno para poner a María Jesús Montero. La ministra Celáa se lavó las manos, la medida higiénica que mejor practican.

Andalucía, como cada autonomía, tiene su alegría y sus competencias. Pero tampoco pasa nada malo por coordinar los detalles. No sea que ocurra como con la fiebre: en unas autonomías consideran que un alumno tiene fiebre a los 38 grados, en otra a los 37,5 grados y en alguna a los 37,2 grados. ¿La fiebre de Asturias, Madrid o Aragón es diferente a la de Andalucía? Tonterías como esas son las que crean confusión y aumentan el descontrol.

También se ha exagerado con las ratios. Siempre será mejor tener en la clase a 20 niños que a 25, y aún mejor a 15 niños que a 20, y fíjense en la suerte si fueran 10 niños en vez de 15. Aunque, según eso, lo ideal sería que hubiera un profesor o profesora por cada niño o cada niña. Sería como un profesor particular, o como un ángel de la guarda. Pero el sistema no da para tanto, y Europa suelta la tela marinera hasta cierto punto y aparte.

Los niños vuelven al colegio como si fueran al martirio en el circo romano, según parece. Los buitres merodean, a ver cuántos colegios cierran en Sevilla, a ver dónde están peor, a ver cuántos se contagian entre los niños y los profesores, a ver si se forma el taco y todo el mundo vuelve a casa, con lo que no saldría nadie a las calles, como en marzo, y volvería el estado de alarma, que tanto agrada a Pedro y Pablo.

En el resto de Europa analizan el caso español para ver cómo no se debe gestionar la pandemia. A partir de octubre habrá novedades. Porque en octubre valorarán las primeras consecuencias de los colegios abiertos y se habrá acabado el veraneo con los viajes por España. Todo funcionaría mejor si existiera un código del Covid 19, donde quedaría clara la situación de cada cual, como en China, donde ya no hay casos locales. Y si cumplieran las cuarentenas, sean de dos semanas o de una, porque muchos la guardan de ninguna. Vuelta al cole, sí, aunque no han aprendido nada.

José Joaquín León

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A partir de octubre habrá novedades. Porque valorarán las primeras consecuencias de los colegios abiertos