EL pacto del PSOE con Ciudadanos en el Ayuntamiento de Sevilla es un jaque mate para el mandato que acabará en 2023. Supondrá mucho más que un acuerdo de gobernabilidad para garantizar la aprobación de los presupuestos, las ordenanzas fiscales o algunos proyectos discutidos, en los que Ciudadanos ya se había dejado querer desde que está de portavoz Álvaro Pimentel. Se puede considerar como una jugada maestra de Espadas, que ha ganado la partida a la oposición y se asegura cierta tranquilidad. Al menos mientras Ciudadanos se mantenga como un grupo político con criterios coherentes, lo que no siempre sucede por sus desavenencias.

A Juan Espadas le interesa este pacto, más allá de las cuentas y de las mayorías, porque le refuerza como gestor en un PSOE centrado. Nunca critica a Pedro Sánchez, por disciplina de partido más que nada, y porque no le interesa señalarse, pero hace justamente lo contrario. Hace lo mismo que Susana Díaz cuando era presidenta de la Junta de Andalucía y alcanzó acuerdos con Juan Marín. Hace lo que no hace el Gobierno en la Moncloa. Espadas también se podría garantizar las cuentas con Adelante Sevilla, pero prefiere la alternativa moderada al pacto con el grupo que en Sevilla controla ahora Izquierda Unida con González Rojas y con la aquiescencia del podemismo fragmentado.

Tampoco Adelante Sevilla sería como Frankenstein, en honor a la verdad, pero le interesa más Ciudadanos, que le da esa pátina de moderación que tanto le gusta al alcalde. Ya he escrito en otra ocasión que en la España de hoy (y en Andalucía y en Sevilla) cada partido es como dos; tienen su ying y su yang para buscar más clientela. Los electores de la izquierda no suelen votar a la derecha, y en Sevilla su voto útil es el PSOE. Pero los del centro pueden ir por aquí o por allí. Espadas se orienta hacia esos caladeros, donde está Ciudadanos y aspira a estar el PP con Beltrán Pérez.

Para Álvaro Pimentel también es positivo el pacto. Le aportará protagonismo y le apartará de la irrelevancia de seguir en segundo nivel de la oposición. No basta con la guerra del adoquín, que al vulgo no le llega. Porque para Ciudadanos, a corto plazo electoral, lo que está en juego es mucho, es la supervivencia política, es consseguir que la bisagra sirva para algo (como ahora, que pactan con el PP en Andalucía y con el PSOE en Sevilla), o se les oxide y se les quede inservible.

Es un pacto de conveniencia política. ¿Y para Sevilla? No es malo. Como dijo Teresa Rodríguez en cierta ocasión, a veces se trata de elegir entre susto o muerte.

José Joaquín León