AHORA resulta que la Feria de abril que estaban montando en el centro de Sevilla no era una Feria. Y que no la montaba nadie, sino que unas bombillas de pronto han aparecido y nadie sabe cómo ha sido. Y a pesar de los pesares, en la Plaza Nueva van a organizar una Feria de Moda Flamenca antes que la Feria del Libro. Por no hablar de otros proyectos, como convertir el Museo de la Casa Bellver en caseta, con bailes de sevillanas. A lo que pretendían añadir el Palacio de las Dueñas, la Casa de Pilatos, otras casas de familias sevillanas de la alta sociedad, incluso el hotel Alfonso XIII. Sorprende que no hubieran compensado con la casa-palacio del Pumarejo, la casa de las Sirenas, las antiguas casas de socorro, o la casa-comisaría de la Gavidia, ya puestos.

Organizar una Feria que no es Feria, con casetas que no son casetas, y no montarla en el Prado, ni en el real de Los Remedios, ni siquiera en el Charco de la Pava. Y en abril, en unos días que coinciden con eso que se ha denominado la cuarta ola. Eso era lo que estaban montando los priostes de la Feria. Hasta que llegó Jesús Aguirre (que tiene nombre de duque con palacio reconvertido en caseta) y mandó parar, y se acabó la diversión. Y ahora el alcalde Espadas dice que a mí que me registren. Pues más cumplidor que él con las medidas no hay nadie. Y debe cuidar la candidatura, no sea que se la estropeen.

Y sí que era peligroso lo que estaban montando en el centro de Sevilla, y vamos a ver lo qué pasa, aunque declaren a la ciudad en nivel 3 de alerta. Resultaba peligroso porque las medidas de la pandemia eran incompatibles con la Semana Santa en las calles; pero también lo son con la Feria en las calles. Todavía podemos mutar desde la cepa británica a la cepa sevillana corralera, o a la cepa manzanilla.

Pero hay otro peligro: una Feria en el centro es tan malagueña como Juanma Moreno y Antonio Banderas, como los espetos y los verdiales. Es como la Feria de día en la calle Larios. Una Feria en el centro no es sevillana. A Juan Espadas no creo que se le haya contagiado la cepa malagueña cuando viajó allí el Viernes Santo, pero es un invento curioso. Porque la Feria del centro podría venir para quedarse. Y puede salir cualquiera confundiendo la Avenida con la Alameda, y no la de Hércules sino la Principal de Málaga. En Sevilla, el centro (excepto el Arenal y los alrededores de la plaza de toros) se quedaba de pena en Feria. Sólo paseaba por allí gente sosa, como Gabilondo. Algunos bares cerraban. Por eso es más coherente asumir que este año tampoco toca Feria, en vez de montar un pastiche donde no lo había.

José Joaquín León