POR segundo año consecutivo, Sevilla se ha quedado sin procesión del Corpus Christi en sus calles. Recuerden que cuando la Conferencia Episcopal trasladó la fiesta litúrgica al domingo en España (aunque el Vaticano la mantuvo en jueves), aquí se montó lo que se solía montar en otros tiempos, lo mismo que con la fiesta de la Inmaculada. Una campaña como Dios manda, para dejar las cosas en su sitio y respetar las costumbres. Por eso, la procesión siguió en jueves, y ese día se ha mantenido como fiesta local. Sin embargo, lo que no consiguió el Maligno con sus artimañas políticas, lo ha obtenido con la desescalada de la pandemia. Al Santísimo sólo le permiten asomarse a la Avenida. El arzobispo Asenjo impartirá la bendición por última vez. Y adentro. Las calles son para los botellones, pero no para las procesiones.

Ni siquiera tendremos una procesión claustral con el Santísimo en la Custodia de Juan de Arfe, que era perfectamente realizable, y sin aumentar la tasa de contagios. Esto sucede porque en Sevilla ya no quedan capillitas del Corpus como los de antes. Por excelencia, el capillita del Corpus que más se preocupaba por la solemnidad era Juan Castro Nocera, que era algo así como el Defensor del Corpus, además de su labor en las hermandades de la Carretería y la Pura y Limpia. Esa herencia también llegó a Joaquín de la Peña, a través de su padre. Pero el capillita del Corpus está en crisis, y más en unos tiempos de mudanza. Con don Juan José Asenjo como administrador apostólico de la sede, y con don José Ángel Saiz que tomará posesión como arzobispo nueve días después del Corpus. Así que la Custodia de Juan de Arfe no saldrá a las calles, ni siquiera recorrerá las naves catedralicias. Pero el Corpus ha contribuido a mostrar la cogobernanza diversa de la pandemia en la Iglesia española.

La Conferencia Episcopal no ha dado unas normas comunes para toda España en lo referente al Corpus. Cada arzobispo u obispo lo ha dispuesto a su manera. Por ejemplo, el de Toledo, Francisco Cerro, ha permitido un amago de procesión. La Custodia de Enrique de Arfe no recorrerá las calles toledanas, pero sí que irá hasta la plaza del Ayuntamiento, y quedará expuesta dos horas en la Puerta de Reyes.

En otras diócesis andaluzas habrá procesiones en las catedrales. En Cádiz, por ejemplo, no la harán con la Custodia grande, pero sí con la Custodia chica, llamada de Ana de Viya. En Granada, habrá una procesión claustral en la Catedral, con aforo reducido. Hay tantas gobernanzas como obispos, según parece. Aunque sea una sola fe y una misma pandemia.

José Joaquín León