EL AVE de Madrid a Sevilla, que ha cumplido 25 años recientemente, fue el primero de España. Todo el mundo en general lo alaba. Todo el mundo destaca que gracias a la ampliación de plazas, miles de madrileños vinieron a la Feria, mientras las familias sevillanas se quejan de que esto no hay quien lo aguante. Al criticar las infraestructuras andaluzas, no se puede olvidar que el AVE de Sevilla fue la envidia del mundo, y todavía se paga. El PNV le ha pedido a Rajoy, además del cupo a la carta, que les terminen un AVE vasco como el de allá abajo. Pero, claro, lo que no saben allá arriba es que allá abajo no todo ha sido maravilloso. También tenemos un AVE fracasado y olvidado.

Me refiero al AVE transversal de Andalucía, que uniría a Sevilla con la parte oriental (Málaga, Granada y Almería), vía Osuna. Es archisabido que la Junta de Andalucía ha enterrado ahí 278 millones de euros, para dejarlo inconcluso. Claro que pudo ser peor, porque lo realizado apenas cubre el 21% de las previsiones. Tenían un proyecto presupuestado en 1.300 millones de euros, sin incluir los trenes. Era una obra fundamental, como la A-92, pero en ferroviario. Sevilla se quedaría a 55 minutos de Málaga y a 75 minutos de Granada. Eso sí que sería una vertebración.

Este AVE transversal era (y debe ser) una obra importantísima para unir la Andalucía oriental con la occidental y terminar con esa división histórica. También se prolongaría hasta Huelva. Y es necesario. A pesar de la A-92, se tarda más tiempo por carretera entre Sevilla y Almería que entre Sevilla y Madrid. Con razón se potencia el avión Sevilla-Almería. A día de hoy, lo único andaluz que tienen en común todas las provincias es Canal Sur. Y la autovía transversal, que tampoco se hubiera construido en las condiciones actuales.

Fue una suerte que se terminara la A-92 en aquel fin de siglo, cuando se pagaba en pesetas. Sin embargo, el pacto entre el Gobierno central y la Junta para construir el AVE transversal se realizó en el siglo XXI. Coincidió con las etapas de mando de Zapatero en la Moncloa y Chaves en San Telmo. De ahí que la Junta no le pueda echar las culpas a Rajoy. Aunque el importe presupuestado entonces es el mismo que le van a pagar al País Vasco.

Es raro que exista un pacto de silencio entre los partidos andaluces. No se preocupan por las infraestructuras de la gente. Así se van a quedar enterrados los 278 millones del AVE transversal, mientras nos quejamos de los presupuestos de 2017.

José Joaquín León