EL PP tiene una ocasión histórica para recuperar la Alcaldía de Sevilla. Todas las ocasiones son históricas, algunas incluso histéricas, pero ésta más todavía. Un Gobierno local como el de Juan Espadas, que a fecha del 15 de julio no ha sido capaz de poner los toldos, se ha condenado al fracaso. Aunque ahora digan que van a entoldar el centro en cinco días, quién sabe cuándo. ¿Cómo va a gobernar Espadas en Andalucía, si aún no ha sido capaz de poner unos toldos en las calles Sierpes y Tetuán? Mucho hablar de ecología y medio ambiente, de cumplir los acuerdos de París y de Kioto, de culpar a Donald Trump porque los americanos se achicharran… ¿Y aquí qué pasa? Un facha diría que con Franco había más toldos, aunque era una dictadura. Y con Zoido también, aunque ya no lo era.

¿Tan difícil es instalar un toldo fresco y bonito en Sevilla? Rescindir el contrato para ponerlos de urgencia (¿de urgencia?) en la carrera oficial es tragicómico. Cualquier año van a instalar el alumbrado navideño a la misma vez que los palcos de Semana Santa. Suponiendo que alguna vez vuelvan los palcos. Gracias a Dios, a Luis Uruñuela y a Pepe Sánchez Dubé, los palcos dependen del Consejo de Hermandades y Cofradías, lo que garantiza que se suelen inaugurar antes de la Feria.

Pero no sólo hay que echar las culpas al alcalde, como en los tiempos de las asociaciones de vecinos, cuando los manifestantes iban a la Plaza Nueva a corear: “Alcalde, babucha, el pueblo está en la lucha”. Ahora el pueblo no está en la lucha, sino en la ducha, intentando aliviarse sin luz de los 40 grados a la sombra. ¿A qué sombra? Sólo hay sol, menos donde la sombra es natural, como Santa Cruz, el urbanismo que heredamos de los moros y mantuvieron los cristianos, las calles frescas.

Ahora el Urbanismo se llama Hábitat Urbano y el responsable, Antonio Muñoz, se ha jugado la carrera sucesoria. Decían que entre él y Juan Carlos Cabrera estaría el sucesor de Espadas, pero un concejal que no es capaz de poner los toldos a tiempo, tampoco va a arreglar los problemas crónicos de Sevilla, ¿no? Está perdido, y más perdido todavía si salen procesiones sin olas y no hay un foco de contagios.

Así al PP, con los toldos, se lo han puesto como las carambolas de Fernando VII. La única forma de que no ganen las próximas elecciones municipales es que las pierdan ellos mismos. Están empeñados, es cierto, peleándose, para ver si son galgos de Juanma o podencos de Virginia. Ya escribí que hay una crisis de liderazgo. Y el alcalde, como dice Belmonte, sólo se dedica a viajar, viajar y volver a viajar.

José Joaquín León