A su manera, Beltrán Pérez me recuerda a esos toreros que se van despidiendo, pero no terminan de retirarse, aunque la afición ya considera que se han cortado la coleta. En su caso, se la han cortado: en la calle Génova madrileña, al alimón con Virginia Pérez, que ha consumado el tijeretazo. Ahora el grupo municipal del PP se dedicará a dar capotazos de aliño, y a poner al morlaco en suerte, para que sea José Luis Sanz el que haga la faena en las elecciones municipales de 2023. El PP quiere placear con tiempo a su candidato por la capital, y sacarlo de Tomares. Mientras que el rival socialista está por decidir, una vez que se ha consumado el salto de la rana de Juan Espadas para la Junta de Andalucía.

A la hora de la retirada, es lógico ponderar los méritos de Beltrán Pérez, ese mártir de las luchas fratricidas. Creo que han sido bastantes, pero en su partido no los han considerado suficientes para darle otra oportunidad de ser alcalde. Algunos del bando rival, como Juan Espadas mismamente, resistieron en la oposición antes de ganar. Por el contrario, se la han regateado a Beltrán, cuya trayectoria municipal es prolija, y pasó por sus más y sus menos con Juan Ignacio Zoido. Ha estado en el Gobierno municipal y en la oposición, pero no en el sillón de alcalde.

En 2019 el resultado de Beltrán Pérez fue perdedor, pero tuvo mérito. El PP afrontaba un momento pésimo. Algunos candidatos populares, en aquellos días, reconocían en privado que la marca PP les perjudicaba, en pleno jaleo de los gurteles, el barcenismo y otras corruptelas, además de los rifirrafes de Mariano Rajoy con Pedro Sánchez. De modo que a un candidato del PP se le valoraba por si era capaz de sacar un resultado decoroso, a pesar de las siglas. Ciudadanos y Vox, en fase emergente, eran problemas añadidos. Beltrán se salvó del naufragio y llegó a la orilla de la Plaza Nueva, aunque para hacer oposición y nada más que oposición.

En las próximas elecciones también influirá la marca. Las encuestas alertan de un desplome de Ciudadanos, que se puede quedar sin concejales, a pesar de que Álvaro Pimentel está bien valorado. Otro ejemplo de la ruina que puede causar la marca al candidato. Vox tampoco arranca con fuerza. El PP se encuentra en buena disposición para ser el partido más votado y quizá para gobernar de nuevo en Sevilla.

Una parte de ese ascenso es obra de Beltrán Pérez, que ha estado más a las duras que a las maduras en el Ayuntamiento. Y ha sido llevado al sacrificio: en 2019 para encabezar una candidatura perdedora; y en 2021 para despojarlo de los galones.

José Joaquín León