SE aproxima el puente de la Constitución y la Inmaculada. Unos lo aguardan con alegría y otros con recelo. Estamos en un momento delicado de la normalidad pandémica, diciéndole a la gente una cosa sí y la contraria también, con lo cual aciertan y se equivocan a la misma vez. Este puente es de altos vuelos, de los que algunos privilegiados disfrutan desde la tarde del viernes 3 a la noche del miércoles 8. Casi una semanita, que nos parecerá bastante santa en Sevilla, ya que saldrán procesiones extraordinarias y ordinarias. Además de las veneraciones (antes besamanos), que afrontan su temporada alta: de la Inmaculada a la Esperanza. Y con la exposición y venta de dulces de conventos en el Alcázar. Estamos como si todo y como si nada.

Considero que la Junta de Andalucía ha gestionado bien la pandemia, desde luego mejor que el Gobierno de Pedro Sánchez. Por eso, me parecen inquietantes algunas de las últimas declaraciones de Juanma Moreno. Queda la idea de que la Navidad no será como antes, pero volverá a ser como siempre. Y que debemos tener cuidado con las reuniones, pero se pueden reunir todos los que lo deseen. Y que la situación no es preocupante, pero hay que preocuparse un poco por lo que pudiera pasar.

Para que no falte de nada, ha aparecido ómicron, una variante que detectó la doctora Coetzee en Sudáfrica. Según explicó esta señora, es más contagiosa, aunque no más grave, por lo que es peligrosa, pero relativamente; y la gente se ha asustado, pero no del todo; y se aconseja que te vuelvas a poner la mascarilla, pero no es obligatoria. El pasaporte Covid parece que es la panacea universal para entrar en los bares y restaurantes, principal preocupación de la ciudadanía. En algunos locales se leía en tiempos pasados: Reservado el derecho de admisión. Ahora se duda de ese derecho.

El puente de la Constitución y la Inmaculada de 2020, con sus contagios, alteró el normal desarrollo de las Navidades, aunque no es lo mismo. Las cifras de este año no son como las del pasado. Hay menos ingresados en los hospitales y algunos días sin fallecidos. No vivimos en la pobre África, sino en Europa la rica, según se ha descubierto, a pesar de la Santa Misión a Los Pajaritos y el encendido navideño en el Polígono Sur. ¿La gente no sabe que en Sudáfrica hay minas de diamantes y de oro? No todo es segregación racial en la cuna de la variante ómicron. Allí hay barrios de los más ricos de África. Y el virus no es marxista ni fascista, lo mismo le da.

Cuidado con el puente, pues, y explicad bien los consejos y las normas. Es mejor prevenir que curar en los hospitales.

José Joaquín León