DESPUÉS del 19-J llegó el 27-J. En Sevilla, el mes de junio tenía dos fechas electorales importantes. Pues no sólo se elegía el presidente de la Junta de Andalucía, sino también el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías. Se ha notado que vuelve lo clásico. O sea, las mayorías suficientes. Francisco Vélez de Luna ha ganado las elecciones del Consejo con 101 votos. José Félix Romero obtuvo 22 votos y hubo dos en blanco. Participaron 124 hermandades de las 125 que forman el censo, por lo que nadie puede lamentar que sus votantes se quedaron en casa, como dijo Juan Espadas. Para ganar como Dios manda, lo mejor es lo que ha conseguido Paco, que ha alcanzado el 81% de los votos y ha obtenido el apoyo de ocho de cada diez hermandades sevillanas. Es un respaldo abrumador. Con humildad y paciencia. El Consejo está para servir a las hermandades. Yo se lo he oído a todos los presidentes, desde José Sánchez Dubé.

Las elecciones de las hermandades cada vez se parecen más a las otras. “En tiempos de tribulación no hacer mudanza”, es un consejo que se atribuye a san Ignacio de Loyola, aunque algunos expertos aseguran que no lo dijo él. Ha pasado en San Gregorio lo mismo que en San Telmo. Paco Vélez y su equipo han ganado por goleada, aún mayor que la de Juanma. Se presentaban para continuar lo realizado en los años de la pandemia, tiempos difíciles, de los que han salido las cofradías sin rozar un varal, aunque con maniobras muy ajustadas. Y eso lo saben las hermandades modestas, las que más lo han padecido. El Consejo siempre ayudó y nunca se desinteresó. Más allá de la polémica de las sillas, hubo una constante atención, que se ha valorado.

Un cualificado cofrade, que se presentó a hermano mayor en una de las hermandades top con más hermanos, me dijo: “Si te vas a presentar a las elecciones de tu hermandad con dos candidaturas, ten en cuenta que un 30, o incluso un 40 por ciento de los que dicen que te van a votar, se lo prometen a los dos. Hay que descontar”. Poco después, ese cofrade perdió las elecciones de su hermandad. Se había quedado corto. Algunos insinuaron que lo del Consejo estaba igualado. Ya ven.

Los egos no deben prevalecer. Siempre es mejor una candidatura que dos: buscar el consenso y el acuerdo. Y se debe permitir un proyecto en marcha, excepto que la gestión sea muy mala. No había ambiente para un cambio. Los resultados de San Gregorio son elocuentes. Para la reflexión. Y no se preocupen los clientes de las sillas, que no van a encargar un estudio para reubicarlos junto a la Torre del Oro.

José Joaquín León