LAS próximas elecciones municipales ofrecen algunas peculiaridades inimaginables en la provincia de Sevilla. Una es que Francisco Toscano y Juan Manuel Sánchez Gordillo ya no se presentan para repetir en las Alcaldías de Dos Hermanas y Marinaleda, respectivamente. Otra es que Fernando Rodríguez Villalobos no optará a la presidencia de la Diputación de Sevilla; aunque sigue compareciendo, de forma testimonial, como número 2 en la candidatura del PSOE por Castilleja de la Cuesta. Una Diputación Provincial sin Villalobos en la presidencia resultará rarísima. Según las encuestas, el PSOE es favorito para seguir gobernando, y el PP lo tendrá difícil, pero no será lo mismo, pase lo que pase.

Fernando Rodríguez Villalobos es presidente de la Diputación desde 2004. Está ejerciendo el cargo desde hace casi 20 años. En ese periodo, los pueblos sevillanos han evolucionado: se han creado más empresas y cooperativas, se han realizado inversiones, y sobre todo ha cambiado la mentalidad. De esa provincia a la que se consideraba subsidiada y uno de los feudos del PER (entendido como plan para fomentar la vagancia), se ha pasado a un concepto más dinámico, y ha prendido la idea de que hay que buscarse la vida y aprovechar el potencial municipal.

La Diputación ha patrocinado todo tipo de ferias y eventos, ha fomentado proyectos y ha ayudado al desarrollo del municipalismo. Villalobos suele decir que él es ante todo municipalista. Y, si la provincia de Sevilla es el último reducto del socialismo andaluz, algo (y mucho) se debe a la gestión de la Diputación, que no ha sido clientelar, pero les ha ayudado.

La retirada es por motivos políticos, aunque se camufle con la edad. Fernando Rodríguez Villalobos tiene 71 años. En EEUU sería un chaval, comparado con Donald Trump o Joe Biden. Fue presidente provincial del PSOE, pero no goza de las bendiciones del sanchismo, porque ha permanecido fiel a sus ideales y es leal a las personas. Cercano, como él mismo dice, a Alfonso Guerra y Susana Díaz. A diferencia de otros, no se ha cambiado de chaqueta, y prefiere el socialismo reconocible del PSOE, el mismo que ha defendido desde que fue alcalde de La Roda de Andalucía, su trampolín hacia la Diputación.

La salida de Fernando Rodríguez Villalobos estaba cantada y pactada. Merece un final digno, y no se puede ir de cualquier manera después de 20 años en la presidencia de la Diputación. Pero es triste que en este país la fidelidad a unas ideas sea penalizada por los que exigen el culto sumiso al líder.

José Joaquín León