UNA de las grandes noticias nacionales del 28-M fue que el PSOE perdió la Alcaldía de Sevilla. Las encuestas auguraban igualdad, pero daban ventaja leve a Antonio Muñoz, que además era el candidato más conocido y el mejor puntuado. Se ha elogiado a Narciso Michavila porque las encuestas de su empresa GAD 3 acertaron casi todos los resultados del 28-M. Sin embargo, en la que publicó de Sevilla (seis días antes de las votaciones), daba mínima ventaja al PSOE (36,9%) sobre el PP (36,4%), con un empate a 13 concejales. En las urnas, el domingo de esa misma semana, el resultado fue de 14 a 12 para el PP. Michavila sí acertó los 3 de Vox y los 2 de Con Andalucía. ¿Qué pasó en la última semana para que Sanz adelantara a Muñoz en el sprint final?

Fue una sorpresa. Se suele decir que un alcalde que se presenta a la reelección es difícil que pierda. Ahí tenemos a Francisco de la Torre en Málaga, que es alcalde desde 2000, y ha vuelto a ganar con mayoría absoluta, después de más de 20 años. Sin embargo, Sevilla es diferente. En esta ciudad Antonio Muñoz no es el primer alcalde que pierde unas elecciones. Sin olvidar que en 2019 la lista del PSOE no estuvo encabezada por él, sino por Juan Espadas. Aunque eso no explica el resultado, ya que muchos estimaban que la gestión de Muñoz era mejor que la de Espadas.

Se considera que Muñoz lo hizo bien cuando era concejal de Cultura y Turismo. Y después sorprendió su gran adaptación a algunos de los asuntos más vistosos de la ciudad, empezando por las Fiestas Mayores. También le quedaron aspectos menos favorables. Se suele criticar la limpieza. Pero, por mucho que se limpie una ciudad, a los vecinos siempre les parece que está sucia. Por otra parte, los barrios pobres son una pésima publicidad para el ombliguismo de Sevilla, por más que se consiga la sede de la Agencia Espacial. Obras públicas como la del tranvía de Santa Justa, que ha puesto patas arribas Nervión, se vuelven en contra. Es un tranvía que no ilusiona a los vecinos de uno de los pocos barrios con Metro y con voto transversal.

Todo eso se sabía. También la influencia nefasta del sanchismo. Cada vez que venía Pedro Sánchez a Sevilla eran cientos de votos más para José Luis Sanz. Era como el repelente perfecto. La polémica de Doñana se volvió contra el PSOE, quizá por las formas chulescas. Sánchez contra Andalucía. Muñoz igual a Sánchez. Eso decidió a muchos indecisos, al final, para no votar al PSOE. Y no perdió por un concejal arriba o abajo, sino por dos. A Sanz le sonrió la cara y Muñoz se quedó con la cruz.

José Joaquín León