DECÍAMOS ayer que José Luis Sanz le ganó las elecciones a Antonio Muñoz en el sprint final. Es decir, en la última semana, quizás en el último día. Hay dos formas de verlo: Sanz ganó porque Muñoz perdió al final, o Muñoz perdió porque Sanz al final le ganó. Se mire como se mire, Sanz ganó porque jugó mejor el partido en los momentos finales. Y hay algo que quizás no se ha destacado como merece: no necesita a Vox para ser alcalde. Aunque sí para aprobar los presupuestos y alcanzar algunos acuerdos. Incluso las mejores encuestas para el PP, indicaban que necesitaría un pacto con Vox, ya que le daban empate o victoria mínima por un concejal. La diferencia de 14 a 12 superó las previsiones.

La campaña del PSOE fue de más a menos y la del PP de menos a más. Como pasa en las carreras de fondo, gana quien más resiste. José Luis Sanz planteó una campaña de fondo. Le condicionaba que había sido nombrado cuando estaba Pablo Casado al frente del PP. Fue ratificado por Feijóo, pero en círculos próximos al PP quedaron dudas sobre quién hubiera sido el elegido o la elegida en caso de no estar ya nombrado Sanz. En la campaña se aireó demasiado su buena gestión como alcalde de Tomares. Pues daba la impresión de que era un fichaje de Tomares para Sevilla, cuando Sanz y su familia tienen sus orígenes sevillanos en la Alfalfa. Y, como recordé en otro artículo, es de los Sanz que pusieron el bacalao en la Cuesta del Bacalao, que es un enclave de los preferidos por los aficionados al costal y la corneta.

Por no referirme otra vez a la seriedad de Sanz. Se le designó para luchar por la Alcaldía, no para presentarse a un concurso de chistes. Eso mismo se dijo, en los años ochenta, del socialista Manuel del Valle, un hombre muy serio. Pero, con el tiempo, y con su gestión, se le vio como uno de los mejores alcaldes de Sevilla. En la campaña, Sanz ha actuado con humildad y paciencia. No ha provocado conflictos, ni ha entrado en broncas, y ha sabido aprovechar los fallos del rival. Sin embargo, en las circunstancias antisanchistas que había, arriesgando más en la campaña, quizás hubiera llegado a los 16 concejales de la mayoría absoluta.

Para la gestión municipal, José Luis Sanz y el PP deberán alcanzar acuerdos que eviten fricciones innecesarias. La crispación que sacude la política española y andaluza debe quedarse fuera del Ayuntamiento. Está por ver cómo enfoca la oposición el PSOE en esta etapa, tras el duelo de perder el poder municipal. Y sobre todo está por ver quién gobierna en España. Si gana también el PP, tendrá todo a favor.

José Joaquín León