AL llegar a la Alcaldía, es normal que José Luis Sanz esté eufórico. Algunos que lo tachaban de hombre serio ya van diciendo que es un cachondo mental. Es natural que la gente se reubique, porque a Sanz le ha salido todo estupendamente, ni siquiera ha necesitado pactar con Vox para conseguir la Alcaldía. No tiene mayoría absoluta, pero podrá llevar a cabo sus políticas, al no gobernar en coalición. Con eso no se garantiza el éxito, porque es lo mismo que se dijo de Juan Ignacio Zoido en 2011, cuando ganó con abrumadora mayoría, y el PP perdió la Alcaldía cuatro años después. Se sabe que el PP en Sevilla gobierna en plan a ver qué pasa; necesita políticas vistosas, para que la gente vea y crea.

En ese sentido, con sus primeras declaraciones, José Luis Sanz está poniendo el listón muy alto. Y su gestión va a depender mucho de lo que suceda el próximo 23 de julio. Si Alberto Núñez Feijóo consigue la presidencia del Gobierno, que se sumaría a la presidencia de la Junta que ejerce Juanma Moreno, el PP se encontraría con un triplete, como si fuera el Manchester City de Guardiola y Rodri, y ya no tendría excusas para culpar a nadie de las carencias en inversiones.

Eso se queda ahí, como la espada de Damocles. Dicha espada se la pusieron a Damocles sobre la cabeza, para demostrar cuán frágil puede ser la riqueza y el modo de vivir de los poderosos, que dependen siempre del azar. Hablar de espadas en el Ayuntamiento resulta oportuno, pues algunos dicen que el éxito del PP se lo deben a la espantá del señor Espadas. En el Ayuntamiento de Sevilla, se han quedado sin trabajo unas 150 criaturas del PSOE.

Volviendo a Sanz, ha puesto el listón muy alto en casos como el de la terminación de la SE-40. Ha declarado que se debe terminar y con túneles, como estaba previsto en principio. Y ha añadido que el proyecto del puente en la SE-40 es inviable porque no puede cumplir los requisitos del impacto ambiental, además de los perjuicios para el Puerto y el cuartel de Tablada. Es decir, que apuesta sin dudas por los túneles de la SE-40. Y, aunque no depende de él, es una apuesta de alto riesgo.

Otras medidas vistosas para la ciudadanía serán las del tráfico en el Casco Antiguo y Triana. El plan Respira siempre pareció de engañabobos. Pero el tráfico en el centro y en Triana no puede seguir como está ahora, con calles intransitables como Águilas, Muñoz y Pabón y San José, que parecen un circuito de castigo sádico al peatón, con esas aceras minúsculas. Lo que el ojo no ve en las cámaras, se ve a simple vista en las calles.

Y así pasará con la limpieza y la seguridad. Está muy bien que Sanz sea ambicioso, pero le van a exigir realidades.

José Joaquín León