EN Sevilla hay dos pasiones: la Semana Santa y el fútbol. Ya sé que decirlo así suena a herejía, y lo es, pero la realidad es esa. Antes se decía: “con la Iglesia hemos topado”. Después se dijo:” con las feministas hemos topado”. Ahora se dice; “con el fútbol hemos topado”. Con lo cual se llega a la conclusión de que lo mejor es no topar, un pecado que se puede asemejar al de cometer actos impuros. Cuando se topa, el topador se sitúa en terrenos inundables, como los de Doñana, donde se puede hundir. Antes se decía: “por la boca muere el pez”. Hoy lo mejor es tener la boca cerrada, por si las moscas. Desapasionarse un poco y no picotear.

En Sevilla hay dos pasiones: la Semana Santa y el fútbol. Cuando se mezclan, tenemos lío a la vista. Porque la Semana Santa es una, aunque con varias formas de entenderla; pero el fútbol son dos, y cada cual lo entiende de una manera, que pasa por no ser de los otros. Lo hemos visto cuando el hermano mayor de la Macarena, José Antonio Fernández Cabrero, recibió al Betis en la basílica y dijo esa frase que ha dado la vuelta al mundo: “El Betis es la primera corporación de la ciudad, luego hay otra, y luego está la Hermandad de la Macarena”. Eso se podía interpretar según convenga. El señor Fernández Cabrero ha explicado que sólo era una alusión cuantitativa, por el número de abonados, sin despreciar a nadie. De hecho, a su Hermandad de la Macarena la puso en tercer lugar.

El caso recuerda a otro que surgió cuando el pregonero de la Semana Santa de 2010, el escritor Antonio García Barbeito, en una entrevista, declaró: “Mi religión es el Sevilla FC”. Se armó la marimorena, y algunos quisieron condenarlo con las penas del infierno. Una vez más, se habían rebasado esas líneas rojas y verdes tan sutiles, interpretadas según los casos y la capacidad de indignación, que suele estar reñida con la simpatía y el buen humor. Sería mejor no enfadarse por pamplinas.

Hay otros ejemplos en los que se lleva bien. Por ejemplo, en San Benito, donde los hermanos mayores anteriores eran sevillistas, pero el actual, José Eduardo González Quirós, es bético. Recibió el Martes Santo a la comitiva sevillista, encabezada por el presidente, José Castro, siguiendo la costumbre, con simpatía y buen talante. Hay cosas que se hacen como Dios manda.

Porque si las haces mal, la penitencia puede ser terrible. Véase lo que ha ocurrido con Sergio Ramos. No se sabe cuántas veces ha tenido que pedir perdón. Y flagelarse. Y llorar... Y más de 23.000 lo han perdonado, pero algunos no. ¡Señores, un poco de compasión! Que Dios es lento para la ira y grande en misericordia; incluso con los sevillistas y béticos.

José Joaquín León