PARA ser una gran ciudad lo que necesita Sevilla no es llegar a los 700.000 habitantes. Esa es una falacia impulsada desde el Ayuntamiento por los alcaldes (la disquisición viene de antiguo), porque les interesa para obtener más beneficios en los ingresos y garantizarse más concejales. Pero lo que distingue a una gran ciudad no es sólo el número de vecinos, que se deben valorar en el área metropolitana, y en tal caso Sevilla contaría con alrededor de un millón. Lo que distingue a una gran ciudad es su capacidad para ejercer una capitalidad fuerte, sobre todo en lo económico. Y para ello necesita unas infraestructuras básicas de las que todavía carece.

Sevilla debe aspirar a ser la capital de Andalucía y del sur de Europa en su zona más occidental. Es la capital de Andalucía porque así lo establece el Estatuto de Autonomía, y lo es de facto para el entorno, para el antiguo Reino de Sevilla, que comprende las provincias de Cádiz y Huelva, e incluso gran parte de Córdoba y el sur de Badajoz. Pero no lo es tanto para Málaga y la zona más oriental de Andalucía. Ni para el Algarve portugués y el norte de Marruecos, que también quedan en su zona de influencia. Y no lo ejerce por falta de pujanza económica.

Sevilla es la capital de España para las fiestas, por su Semana Santa y su Feria. Eso no es negativo y beneficia al turismo, junto a su amplio atractivo en patrimonio artístico. Pero no sirve para ser una gran ciudad todo el año. En España sólo hay dos grandes ciudades: Madrid y Barcelona. Tienen conexiones aéreas con todo el mundo. Y hay otras como Sevilla, Valencia, Bilbao, Zaragoza y Málaga que aspiran a serlo, pero no lo son. En algunos países, sólo se puede considerar gran ciudad a la capital, aunque en España, con el segundo idioma más hablado del mundo, se puede aspirar a que Sevilla también lo sea.

Faltan obras elementales. El aeropuerto ha mejorado, pero no tiene vuelos con EEUU, la primera potencia mundial, ni con China, que es la segunda. A Barcelona, por ejemplo, llegan vuelos de las tres principales líneas aéreas norteamericanas. El aeropuerto de Sevilla no tiene conexión con la ciudad por tren ni por Metro. Así no se puede ser gran capital. En Nueva York hay 24 líneas de Metro y en Shanghái hay 20 líneas. En Madrid hay 12 líneas de Metro. En Barcelona hay 11 líneas. Y en Sevilla hay ¡una línea de Metro! Está demostrado que donde llega el Metro viven más habitantes, no es sólo al revés.

Para ser una gran ciudad deben empezar por el principio. Se trata de crear las condiciones. Lo demás llegará después.

José Joaquín León