ES lógico que el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, y su entorno se hayan mosqueado por la campaña que lanzó el PSOE, titulada “Moreno Bonilla, yo NO te creo”. Y no es sólo porque hayan utilizado el lema que en su día difundieron las feministas en apoyo de la víctima de la Manada. Lo peor es que está enfocado con toda la intencionalidad, para apropiarse, una vez más, del feminismo. Puesto que no es sólo el lema anti-Manada lo que utilizan. También hay un fondo morado que remite a lo mismo: el PSOE está con las feministas, y el presidente de la Junta, supuestamente, estaría con el machismo de la Manada. Una indignidad absoluta, para confirmar el cariz rastrero y asqueroso que está adoptando la política en los últimos tiempos.

El trasfondo de este asunto nos remite a la violencia machista y a las violaciones en grupo. Dos asuntos muy graves, en los que es imprescindible la unidad de la sociedad. No tiene sentido un politiqueo tan cutre. Es incomprensible que Juan Espadas justifique esa campaña, siendo, como se le supone, una persona de principios, moderado y tolerante. Un político que, cuando era alcalde de Sevilla, dio muestras de sensatez y un cierto fair play.

Los nervios y la crispación que existen actualmente en la política española no deben intoxicar la política andaluza y la política local. Son realidades diferentes. La política de proximidad era más amable en otros tiempos, aunque existieran las lógicas discrepancias entre los gobiernos y las oposiciones. En este caso, además de la mala educación y la falta de principios éticos, vemos un intento de apropiación indebida del feminismo y de los problemas que sufren las mujeres.

En las vísperas de otro 8-M, es un asunto que merece una reflexión profunda. La izquierda ha defendido el feminismo. Y no toda la derecha lo apoya. Pero hoy es esencial aumentar los consensos y buscar unidad, en vez de la discordia, para que las conquistas sociales de las mujeres progresen. Recientemente, decía Inmaculada Nieto, de Por Andalucía, que el 28-F fue un triunfo de la izquierda. Es otro ejemplo de apropiación indebida. La autonomía no fue un triunfo de la izquierda sobre la derecha, sino de los andaluces sobre el centralismo y los privilegios. Fue un triunfo transversal de la sociedad, más allá de los políticos, aunque el PSOE lo supo capitalizar después.

Con el feminismo sucede lo mismo. Hace falta que lo asuma la sociedad, sin partidismos. Pero ya ven el ejemplo que dan: es una incautación del feminismo como excusa para ganar votos.

José Joaquín León