SE suele decir que Sevilla, Toledo y Granada tienen las tres celebraciones del Corpus Christi más importantes de España. En las tres ciudades, por cierto, se mantiene la procesión en jueves, que es día festivo local. No tiene sentido entrar en comparaciones. Pero posiblemente el Corpus de Sevilla es el mejor de España, al menos visto con nuestra mentalidad. Como damos por obvio que la Semana Santa y la Feria son las fiestas que tienen la fama, a veces parece que el Corpus es una procesión más y una fiesta más. Sin embargo, era la Fiesta Grande, y no ha perdido tamaño.
El Corpus de Toledo cuenta con una gran Custodia, obra de Enrique de Arfe. Toledo ofrece un recorrido bellísimo para la procesión, las calles se engalanan, acuden madrileños y turistas porque está bien promocionado, y los estamentos de la ciudad participan. En Toledo (no es una ciudad cualquiera, como se sabe, por su arte y su pasado imperial), el Corpus es la principal fiesta y le queda un eco de oro añejo. Emiliano García-Page suele asistir todos los años.
El Corpus de Granada es la fiesta principal de una ciudad que tiene otras destacables. La Custodia de Granada es una obra valiosa, originaria del siglo XVI, y se cita entre las mejores de España, aunque no estaría a la misma altura que las de Toledo y Sevilla, dicho sea sin desmerecer. El Corpus mantiene un gran arraigo entre los granadinos y también atrae turistas. Es el de mayor interés festivo de estos tres, por alegorías como la Tarasca, que han conservado. Su identidad propia le confiere una singularidad muy atractiva.
El Corpus de Sevilla es el más participativo. Tiene una gran Custodia, tiene más pasos que ninguno, tiene una amplia presencia corporativa religiosa, civil, militar e institucional. Bailan los seises. Se engalana el centro histórico. En 2025 hay más altares, más escaparates adornados, dos espléndidas portadas en la plaza de San Francisco, sale el paso de la Cena completo y con regreso vespertino… Aun así, el Corpus será criticado, porque aquí todo se critica y se elogia, incluso a la misma vez.
Lo más importante del Corpus es celebrarlo y disfrutarlo. Es una fiesta alegre, se conmemora que Dios está con nosotros. El esplendor y boato que se acumula sirve para rodear lo más sencillo: el Cuerpo de Cristo, que se queda consagrado en el pan y el vino.
José Joaquín León