EN los tiempos de Franco, cuando gobernaba la ultraderecha del Movimiento Nacional, se le prestaba una gran atención a la información del tiempo. Entonces los partes de Radio Nacional de España y los telediarios de TVE se referían a la pertinaz sequía, a las torrenciales lluvias, al uso de cadenas por nieve en Pajares y otros puertos de montaña. Y eso cuando no había inundaciones en Valencia, en Sevilla y en media España. Decía la gente que era para que no se hablara del Gobierno. En estos tiempos, cuando gobierna el Movimiento Progresista, es verdad que se habla mucho de política, quizá demasiado. Todo lo que se atribuía antes a los judíos, los masones y los comunistas se atribuye ahora a los judíos, la ultraderecha y los fascistas. Pero cada vez que suben las temperaturas esa es la gran noticia del día.
De la pertinaz sequía se habló mucho el año pasado. Ahora hemos leído que los pantanos están perdiendo agua en verano, como si eso fuera una novedad. Los pantanos siempre han perdido agua en verano. Antes también decían eso. Se veían las imágenes de los pantanos, junto a las de Franco pescando salmones. Por el contrario, a nadie se le ocurría entrevistar a un vecino o una vecina para hablar de los calores del verano, ni de los fríos del invierno. Pues se suponía que en verano haría calor y frío en invierno.
Ahora el calor es noticia en verano. Sevilla aparece en los telediarios porque tiene un calor especial. A los 40 grados, Sevilla ya se convierte en noticia. Pero si la canícula está en lo normal, ya no sale. Sevilla suele aparecer en un telediario por la Feria, por la Semana Santa, por el Rocío, por algún crimen, porque el Sevilla o el Betis jueguen contra el Real Madrid, por algún reportaje de turistas y poco más. Por las empresas del Parque Científico y Tecnológico de la Cartuja no va a aparecer. Puesto que en Madrid suponen que aquí la gente va con un sombrero de ala ancha y una guitarra, cantando flamenco y bailando sevillanas por las esquinas del barrio de Santa Cruz.
Hemos cambiado el color por el calor. Han descubierto que Sevilla tiene un calor especial. Un calor de 42 grados incluso en mayo y junio. Un calor que los sevillanos y las sevillanas afrontan a base de toldos en las calles (cuando los ponen a tiempo) y de abanicos. Ya no beben en búcaros como antes, que han caído en desuso. Ni ponen sillas al frescor del patio. Y entrevistan a la gente acalorada, que siempre dice que jamás habían pasado tanto calor como la noche anterior y que en su casa no se podía dormir.
Y de repente, Pedro va de gira progresista por el mundo.
José Joaquín León