EN los buenos tiempos de las vacas gordas, las burbujas inmobiliarias y las tarjetas de empresa con derecho a mariscada también subía el paro en agosto. Entonces nadie decía que la culpa era de Rajoy, ni cuando mejoraba el empleo tampoco. Con los datos del paro pasa lo mismo que con el EGM de los medios de comunicación: se manejan al libre albedrío. Se comparan con el mes pasado, o con el año anterior, de modo que no se note tanto que dos y dos son cuatro parados. Por eso, con los datos de agosto que ha difundido el Ministerio de Empleo hemos tenido una cierta decepción: en Sevilla capital hay 1.600 parados más, hasta alcanzar 74.000. Aunque queda el consuelo de que en agosto del año pasado era peor: había 80.121.

En los buenos tiempos de las vacas gordas y demás que se indicaba al principio, existía la teoría de que en agosto el paro aumentaba en las grandes ciudades, mientras que disminuía en las costas. El motivo era obvio: al empezar sus vacaciones los gerifaltes de antaño (por recordar a Valle Inclán), cerraban empresas y liquidaban un montón de contratos temporales. Los ricos se iban de vacaciones y los pobres a su casa. O a trabajar de camareros y camareras en la Costa del Sol, o en la Mallorca de Meliá y Barceló, y otros empleos así. A los albañiles del boom de la construcción ya les concedían vacaciones no pagadas en agosto. En los consejos contra el calor se sigue diciendo que no hay que trabajar al sol. El aumento del desempleo en agosto se ha considerado muy normal en Sevilla.

En los datos se aprecia que el mayor incremento (1.178 nuevos parados, de un total de 1.600) se ha registrado en el sector Servicios. Antes los hoteles sevillanos tiraban los precios en agosto, con resignación. Sin embargo ahora, por culpa de la turismofobia, se ha propagado que los hoteles están hasta arriba en los más duros días caniculares; y ya se ha observado que un poco menos. Además de que no han generado más empleo, sino que se perdió.

Se habla del paro juvenil, que verdaderamente existe. No obstante, en Sevilla resulta que el 62,14% de los parados registrados son mayores de 40 años (de cuyo porcentaje, el 35,46% son mayores de 50 años), por lo cual el parado sevillano tiene un componente madurito, al que se ignora y no se atiende. Los datos se manejan a conveniencia, como todo lo que se politiza y no se afronta por derecho.

José Joaquín León