DESDE el pasado mes de junio, estamos en la cuenta atrás para las elecciones municipales de 2019. Aunque el panorama político está confuso, con los ataques yihadistas y con el golpe de Estado en el Parlamento catalán, en el Ayuntamiento se nota su propio ajetreo. Se afronta la cuesta abajo con demasiadas incertidumbres (externas e internas). A pesar de todo, se intuye que estamos en las vísperas de otro escenario, en el que la gran coalición constitucional que podrían formar PP, PSOE y Ciudadanos no sería descartable, según sea el resultado.

Algunos movimientos van en ese sentido. El alcalde Espadas ya ha demostrado que le resulta más cómodo pactar con Ciudadanos que con Participa Sevilla e Izquierda Unida. En las declaraciones publicadas ayer, Javier Millán, el portavoz de la formación naranja, expresaba claramente sus intenciones de formar parte del Gobierno municipal en 2019. Sin ocultar sus aspiraciones de llegar a la Alcaldía cuando sea más mayor. Millán está desarrollando un buen aprendizaje como concejal, se deja ver en los ambientes locales, y mantiene razonables relaciones con socialistas y populares. Su equilibrio está a la vista. Podría tener la llave, a partir de 2019. La cerrajería, llegado el caso, no saldrá gratis, sino a cambio de algunas parcelas de poder municipal.

Teniendo en cuenta que Juan Espadas es un alcalde que juega por las dos bandas, tanto la derecha como la izquierda (y que, en realidad, gusta más como diestro que como zurdo), se le supone un candidato más competitivo que en 2015. Podría arañar más votos dentro de dos años. Ya no es tan seguro que con siga el sillón de alcalde si queda segundo tras el PP.

Eso también lo tienen claro los populares. El ascenso de Beltrán Pérez a portavoz  (aparte de las trifulcas internas) se justificó por la necesidad de ejercer un control más férreo al alcalde. Al anterior portavoz, Alberto Díaz, un hombre made in Zoido, no le salía la furia con naturalidad. Sin embargo, Beltrán está mostrando su perfil más institucional: ha ofrecido acuerdos, para que no se le vea agresivo a la yugular frente a un alcalde como Espadas, que tampoco es para eso. Y con gestos como la visita al ministro de Fomento para pedirle apoyo a la conexión del AVE con el aeropuerto.

Por el otro lado (el de Podemos e IU) siguen despistados. No se ponen de acuerdo ni entre ellos. Se intuye otro escenario, en el que cualquier error puede alterar el nombre del próximo alcalde.

José Joaquín León