SE habla mucho de las relaciones con Cataluña. A ver qué dicen hoy en el Parlamento de Andalucía, a ver dónde se coloca cada partido. Ha sido curioso el planteamiento que hemos visto en el acto de apoyo al referéndum de autodeterminación, organizado por el SAT en Sevilla. Parecía que lo importante era el lugar de celebración. Hubo suspiros de alivio, una vez que se aclaró que no lo organizarían en la Universidad Pablo de Olavide, como habían solicitado, y que la convocatoria se trasladaba a la sede del SAT, en la calle Aniceto Saenz, a la vera del Pumarejo. Sin embargo, lo más llamativo no era el lugar, sino el contenido del acto.

En el Pumarejo se reunieron representantes de la CUT andaluza y de la CUP catalana, así como de Podemos. Entre los oradores, el carismático líder de la CUT Juan Manuel Sánchez Gordillo, e incluso la ex candidata andalucista Pilar Távora. El acto se presentó como una reivindicación del derecho de autodeterminación desde Andalucía, en solidaridad con el referéndum ilegal catalán.

Con el paso de los años, se ha olvidado el papel que han desempeñado los andaluces en Cataluña, y el trato de algunos políticos catalanes hacia Andalucía. Se podría recordar que en los setenta, en aquellos grupos de la Junta Democrática y la Platajunta, no se consideraba a Andalucía entre las nacionalidades históricas. Ni ahí, ni en la Transición, se tomaba en consideración el Estatuto Andaluz que intentó aprobar Blas Infante, por lo que veían a nuestra tierra a otro nivel, inferior al de Cataluña, País Vasco y Galicia. Asimismo, quedó excluida Andalucía de las autonomías de primera, por la presión de catalanes y vascos para ser más que los demás. En el referéndum andaluz del 28-F se lavaron las manos como Pilato. Y la montaron monumental en 1980, cuando el PSA consiguió dos diputados en el Parlamento de Cataluña, con los votos de los emigrantes. Charnegos, lerrouxistas y traidores es lo mínimo que les dijeron.

No se trata de fomentar el odio entre comunidades. Pero tengamos un poco de memoria histórica. El catalanismo independentista fue hostil con el andalucismo, y lo sigue siendo. Siempre desconfiaron de Andalucía y de los andaluces. Así que a la hora de solidarizarse con los independentistas, no deberían proceder los de Podemos y la CUT andaluza como si fueran títeres de la CUP catalana. Y en el PSOE de Susana a ver qué pasa.

José Joaquín León