EN estos días de traslados (me refiero a los de empresas, no a los de pasos), con la fuga de entidades de Cataluña, resulta lamentable que ninguna haya anunciado que se viene a Sevilla. Irse desde Barcelona a Madrid es jugarse los clientes catalanes para el día de mañana, aunque no sean independientes. Vemos contradicciones y rarezas. Lo del Banco de Sabadell de mudarse a Alicante es raro, desde el punto de vista geográfico, a no ser que se cambie el nombre. Y lo de Caixabank en Valencia, cuando las apuestas daban favorita a Palma de Mallorca, hace suponer que no se quieren ir lejos de Cataluña.

Por el contrario, no estaría de más que algunas de las empresas que suenan trasladaran su sede a Sevilla. Entre otras cuestiones, porque sus fundadores proceden de aquí; o bien porque se merendaron previamente a otras entidades sevillanas que operaban en el mismo sector. Dicho sea sin señalar, ni establecer vanas rivalidades. Por otra parte, Sevilla está entre las principales ciudades del resto de España que no es Cataluña, y es la capital de Andalucía, de donde proceden muchos emigrantes que trasladaron su sede ocupacional a la novena provincia (¡uy, qué antiguo queda eso!), así como los padres de varios dirigentes de ERC, que intentan perdonarse su origen andaluz siendo más catalanistas que si hubieran nacido allí en los tiempos de Wifredo el Velloso.

No obstante, esta problemática de las empresas trasladadas  ha servido para poner de manifiesto el compromiso de algunas que se quedaron. Por ejemplo, Abengoa, que ya sólo es noticia por los problemas surgidos, en vez de por ser una empresa internacional puntera. Por ejemplo, Heineken España (Cruzcampo para los amigos), que a pesar de haber absorbido a la marca sevillana, no la han desintegrado; y además ha mantenido su sede, y hasta sus caras visibles, tras el nombramiento de Jorge Paradela como sucesor de Julio Cuesta. Cuando lo más fácil hubiera sido trasladar sede a Madrid, a competir directamente con la Mahou.

En estos días de traslados (de empresas), Sevilla debería pujar más fuerte, y echarle valor al asunto, para ser un destino atractivo. Y sobre todo para que no le vuelvan a dar coba, llevándose las sedes desde Barcelona a otras ciudades, olvidando sus razones y sus orígenes en Sevilla. En esta ciudad de puerto fluvial, el río revuelto debería facilitar la ganancia de los buenos pescadores.

José Joaquín León