CON todos los respetos, me parece una falta de respeto que hayan organizado una visita teatralizada en el Cementerio de San Fernando justamente en la noche de la víspera de Todos los Santos. A oscuras, con disfraces, con linternas, con explicaciones de curiosidades, con música de violín para aumentar el misterio… Y cobrándolo a nueve euros, según se ha publicado en este Diario. Es decir que, a su manera cultural, la empresa organizadora ofertó una actividad que recuerda a las fiestas de Halloween. Aunque incluyeran a Shakespeare y Miguel Mañara en el paquete. Por supuesto, están en su derecho de plantearlo. Lo peor no es eso, sino que les hayan concedido la autorización.

La fiesta de Todos los Santos y el día de los Fieles Difuntos se entienden en Sevilla (y en otros lugares con tradición cristiana) como unos días de acercamiento y recuerdo a los seres queridos que fallecieron. Por tanto, afecta directamente al sentimiento de las personas. Organizar espectáculos en el cementerio, en esta fecha (y además de noche), es delicado e inoportuno.

Los cementerios pueden ser visitados desde una perspectiva cultural y museística, si se quiere ver así. Siempre que no se falte al respeto. Los cementerios, por el contrario, son lugares que también agradan a los partidarios del lado oscuro. Sin entrar en cuestiones escabrosas, me parece que se ha permitido algo que no aportaba nada y era inoportuno por las fechas.

Una vez abierta la puerta a actividades de tipo presuntamente cultural, supongo que no profundizarán en el asunto. El Don Juan Tenorio, de Zorrilla, queda mejor en los teatros. Los cementerios, en los tiempos que corren, ya no están de moda. Y si sirven para cosas así, le van a dar la razón a las personas que ya no los usan para enterrar a sus seres queridos y prefieren depositar las cenizas en columbarios, como los que hay o se están abriendo en diversos templos de la ciudad.

Las hermandades apuestan por los columbarios. Puede que sea el futuro más digno para un descanso eterno. Al parecer, las incineraciones van por el 70% en Sevilla. Se vuelve a la tradición de otros tiempos, cuando había enterramientos en los templos. A los vivos no nos gusta hablar (ni escribir) sobre estas cuestiones. Pero el 2 de noviembre es un buen día para decir que en el cementerio se han pasado con el teatrillo, aunque sea sin mala voluntad. Hasta para morirse hay que elegir bien los sitios.

José Joaquín León