YA tenemos un nuevo icono para la polémica. Ya tenemos una pintura para ser divididos entre progresistas o casposos. El cartel de la Navidad que ha dado a conocer la Asociación de Belenistas, con una obra de Manuel Peña, ha provocado indignación y cuchufletas al mismo tiempo. Por el ramalazo gay que presenta el arcángel San Gabriel, por su parecido no se sabe si casual con el futbolista Griezmann, por la altura tan imprudente a la que aparece la Giralda, incluso por la azucena luminosa, ya puestos a buscar detallitos curiosos. Como suele ocurrir en estos casos, algunos piden su retirada y otros están encantados.

En los últimos tiempos se detecta una gran falta de respeto por la Navidad. Pero este cartel no va en esa línea. El Arte es libre y puede ser provocador. Tampoco sería el primer pintor que incluye entre sus modelos a un amigo, o algo más que amigo. Ni siquiera Murillo (cuyos fastos hoy comienzan) se libró de las polémicas sobre algunas modelos a las que pintó; o eso dicen. Este cartel es de gusto dudoso, pero sin afán de ofender. A un pintor que conozco le parece “una horterada”. Aparte de que ese hiperrealismo tampoco es de vanguardia, si se valora con los criterios del arte contemporáneo. Más bien al revés. No es una obra innovadora.

Insisto en lo de antes, el problema no es ese cartel, sino que la Navidad es la fiesta más manipulada que existe en el calendario cristiano. Empezó el capitalismo, que se fue apropiando hasta convertirla en la apoteosis del consumo, a pesar de que su sentido original es humilde, fraterno y solidario. Siguió el marxismo, que la reduce a un trasunto pagano del solsticio de invierno, a pesar de que su sentido original es religioso, con el gran misterio del cristianismo: el Nacimiento del Hijo de Dios.

Sin embargo, lo más absurdo ha venido con los complejos de igualdad y la transexualidad. Se conocen casos de Niñas Jesusas, y por supuesto de Reinas Magas. El relato histórico es diferente, y nadie puede alegar marginación por ese motivo. Sin embargo, la distorsión a veces se hace con malas intenciones. Y no defendemos carcundias, sino que en la historia hay hombres y mujeres, así como santos y santas.

Es exigible que traten la Navidad sin manipulaciones, simplemente por respeto. Eso es lo más importante. Más allá de anécdotas irrelevantes, como si el arcángel hubiera salido más guapetón con la cara y el tipazo de Cristiano Ronaldo.

José Joaquín León