CON la muerte de Pepe Garduño se va junto a la Esperanza el vestidor que definitivamente macarenizó a la Virgen. Fue Juan Manuel Rodríguez Ojeda el creador que empezó a cambiar un estilo. Años después, José Garduño Navas afinó los cambios que había seguido su hermano Antonio al triplicar el pellizquito (o piquillo) que creó Juan Pérez Calvo. Pero su gran aportación fue despejar el rostro de la Macarena. Un estilo que fue copiado por otras hermandades y por otros vestidores.

En el libro Las Vírgenes en la Semana Santa de Sevilla, publicado por la Biblioteca de Temas Sevillanos del Ayuntamiento, en 1983, el profesor Jesús Miguel Palomero Páramo puso en valor y encumbró el arte de los vestidores. En Sevilla se visten imágenes desde los tiempos del rey Fernando, cuando la Virgen de los Reyes fue entronizada en la Catedral, en 1248, ataviada según la moda francesa del siglo XIII. Pero, con el tiempo, la tradición del vestir evolucionó casi en secreto. Nada que ver con el protagonismo que el gremio de vestidores ha alcanzado en estos tiempos.

Más allá de las leyendas sobre la influencia del mariquituso en una Semana Santa que nunca fue homófoba, más allá de quienes convirtieron la tradición en un oficio, está la huella para la historia que han dejado artistas como Pepe Garduño. Palomero lo consideró, junto a Antonio Fernández Fernand y Francisco Morillo, entre los tres grandes innovadores del tocado de las Vírgenes. Marcaron un nuevo rumbo que actualmente siguen otros.

Entre ellos, destaca la originalidad y perfeccionismo que Pepe Garduño aplicaba a sus tocados. Fue el vestidor de la Estrella y otras Vírgenes sevillanas en diferentes momentos de su vida. Pero sobre todo se le recordará como el artista que vestía a la Macarena, y era como si hablara con Ella, como si la Madre de Dios le revelara los secretos de su belleza interior para que la viéramos reflejada en un rostro que supo realzar como nadie.

La macarenización de la Semana Santa empezó por la presentación de las dolorosas, por los bordados al modo de Juan Manuel, por los tocados de la escuela de Pérez Calvo, Antonio y Pepe Garduño. Hay un momento (quizá a partir de los 60) en que muchas Vírgenes sevillanas, andaluzas, españolas y extranjeras se macarenizan, incluso con retoques de imaginería. Propósito vano, pues ninguna podía ser como la Esperanza vestida por Pepe Garduño.

José Joaquín León