EL ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, anunció ayer en Barcelona que Renfe pondrá en marcha el EVA a principios de 2019. El EVA es una nueva versión del AVE, con un servicio inteligente (por supuesto) y unos precios que se abaratan entre un 20% y un 25% con respecto a los actuales. La intención es captar viajeros más jóvenes. Será como las ofertas de los 25 años, pero a diario. Y esta experiencia del EVA comenzará en la línea de alta velocidad entre Madrid y Barcelona. No se le ha ocurrido empezar por la línea entre Madrid y Sevilla, como en aquellos tiempos.

Se ha repetido con insistencia que el primer AVE de España fue el de Sevilla, gracias a la Expo 92, y gracias a que el presidente del Gobierno, Felipe González, era sevillano. El propio Felipe ha explicado que lo decidieron para contribuir al equilibrio territorial del país. La alta velocidad se dirigió hacia el sur, en contra del criterio de quienes pedían que la primera línea del AVE circulara entre Madrid y Barcelona para potenciar el transporte entre las dos ciudades más pobladas y desarrolladas.

Esa decisión nunca se la perdonaron en Cataluña y se la recordaron hasta que se completó la línea del AVE a Barcelona en 2008. El acuerdo del EVA no es lo mismo que lo del primer AVE, pero parece obvio que Fomento ha preferido evitar más líos. Con el conflicto de Cataluña enmarañado, algún caramelito les hará ilusión.

Y allí que se fue De la Serna, a una carpa instalada para la ocasión en El Prat de Llobregat, en pleno corazón de la Cataluña más tabarnícola, cerca de Cornellá, que diría Piqué. En El Prat, al lado del aeropuerto, se montará el centro de operaciones del EVA, que será como un gran intercambiador del transporte, pues conectará el EVA con el aeropuerto directamente a través de la estación de El Prat, que será reformada. “La inversión no será elevada, unos dos millones de euros”, dijo el ministro.

Bueno, con otros dos millones, y otros tantos que pusieran la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla podrían empezar las obras del Metro en la línea 3. Sin comentarios a la buena idea de llevar el centro de operaciones de la alta velocidad inteligente al aeropuerto de Barcelona, mientras en el de Sevilla pasa lo que pasa. Y en cuanto a la línea, ya se ve a dónde se ha trasladado el bingo del EVA. Han pasado más de 25 años y han caído en la vieja tentación que se evitó con el AVE: el EVA será primero para Madrid y Barcelona.

José Joaquín León