UNA buena noticia. Después de aprobar los presupuestos de todos van lanzados. Ayer Juan Carlos Cabrera dijo que no hace falta cerrar los bares de la carrera oficial durante la Madrugada. El delegado municipal de Fiestas Mayores y Seguridad asume así la reivindicación de muchos sevillanos para que se puedan tomar el café, o el chocolate (me refiero al chocolate auténtico) sin necesidad de esperar a las seis de la madrugada. Y atendiendo las necesidades, que son las que son. Así como en los antiguos banquetes se remataba con café, copa y puro, en la Madrugada se ha reconocido oficialmente que hay evidentes diferencias entre el café y las copas.

La madrugada del café será la de la carrera oficial y sus calles adyacentes. En ese espacio urbano no tenía sentido cerrar los bares. Partimos de la consideración de que algunos ya cierran opor su cuenta, porque prefieren no abrirlos, y así evitan que se entable alguna pelea como la de la calle Arfe. Pero a los valientes hosteleros que que se arriesgan a abrir sus negocios en las cercanías de la carrera oficial hay que respetarlos, con presunción de inocencia.

Por el contrario, van a cerrar los locales de copas. Se dice, con eufemismo, que son lugares de alto riesgo el Paseo de Colón, Reyes Católicos, las Setas y la Alfalfa. Lugares donde hay locales de copas, aunque no todos lo son. Lugares donde se está señalando, sin señalar, que el público no es tan fiable. Porque se trata del segundo cinturón que rodea a la carrera oficial en las horas más peligrosas. ¿Y qué cofradías pasan por allí? Las de capa, que en dos casos confluyen con las de negro. Es un asunto delicado, pero se está sugiriendo, aunque no es totalmente exacto, que un sector del público que se congrega cerca del puente y las Setas es el más presuntamente conflictivo. Por lo que sin copas están mejor.

Y no olviden los porros. Los puros antiguos de La Habana de Fidel han caído en desuso, se ven casposillos. Por el contrario, los puros modernos son los porros que circulan con fluidez por ciertos lugares y a ciertas horas. Eso también flota en los ambientes y se nota en las consecuencias. Así que la receta es sencilla: permitir el café en la madrugada sagrada, pero evitar las copas por la vía del cierre, y controlar mejor los porros ambulantes. Hay que estar a la altura de las circunstancias, y no fastidiar a quienes sólo quieren recuperar la dignidad de unas horas en las que salen seis cofradías de las más prestigiosas de Sevilla.

José Joaquín León