EN la última jugada del partido perdió el Cádiz, con un penalti que el árbitro Pulido Santana pitó casi antes de que cayera el jugador del Getafe. Así como en otras ocasiones el Cádiz ha obtenido puntos sin méritos relevantes, ayer se mostró superior al Getafe en muchos tramos del partido. Le faltó la intensidad de otras veces. Defendieron mal las tres jugadas que acabaron en gol. Se sobrepuso dos veces. Y cuando el 2-2 era el merecido fruto de ese esfuerzo, en la última jugada del partido, con el tiempo al límite, llegó el penalti que destrozó todo.

REMONTÓ el Cádiz un partido que se le complicó por pequeños detalles equivocados. Pero lo importante es que siempre tuvo fe en la victoria, la consiguió, cuenta ya con 40 puntos y se acerca al objetivo de la permanencia. Fue una remontada para soñar, para pelear por el ascenso a Primera, pues tampoco estamos para despreciar un dulce. Este partido ante el Mirandés era determinante para fijar el destino en la segunda vuelta. Una tarde para quedar prácticamente salvados... Y con 18 partidos por delante.

FUE otro partido intenso, disputado según las características de este Cádiz. Con muchas precauciones para mantener la portería propia a cero; y con la intención de que algún pase largo pudiera ser aprovechado por la velocidad de Alvarito o la habilidad de Ortuño. El resultado final sin goles fue engañoso. El Cádiz pudo ganar porque envió dos remates a la madera. Pero también pudo perder, sobre todo en los últimos minutos, cuando el Mallorca desperdició oportunidades claras y Alberto Cifuentes salvó un gol cantado. El puntito es bueno para el objetivo de la permanencia. Y es malo si se aspira a algo más, considerando que el Levante, el Girona y el Getafe habían perdido.

SÓLO faltan 14 puntos para cumplir el objetivo de la salvación. No se sabe cómo ganó el Cádiz. Con uno menos y jugando sin acierto en los pases. Pero con una enorme entrega y con fe cuando era más necesario. Se iba avanzando en el tiempo a base de puntapiés al balón. Y cuando se daba por bueno el empate, cuando Ortuño había ido al banquillo, llegó un Aitorazo, un golazo de los suyos. Tres puntos para vivir un sueño: con los pies en el suelo no se hubiera ganado. El amarillo no sé si estará maldito para los artistas. Para el Cádiz, como escribió Manolito Santander, está bendito.

SE rompió la racha triunfal del Cádiz con un borrón inesperado. El Valladolid se llevó los tres puntos de Carranza con menos méritos que otros equipos a los que se ganó. Les bastó con defenderse bien, cerrar espacios y aprovechar el regalo de Reyes con retraso que les hizo Alberto Cifuentes. No se puede minimizar la importancia de ese error, sin tampoco cargarle a él todas las culpas. Porque los recursos ofensivos, la puntería y hasta la suerte de otros partidos  se echaron en falta. Por ser positivos, recordemos que el Cádiz termina la primera vuelta con 33 puntos. Y que iba por el buen camino.