NO ha sido un choque de trenes entre España y Cataluña. A pesar de las imágenes. No nos deberíamos confundir, aunque ahora parece que la consulta ilegal la convocó Rajoy para que los guardias civiles y los policías nacionales repartieran palos a siniestra y diestra. Esos heridos (gracias a Dios no hubo que lamentar males mayores) estaban incluidos en la hoja de ruta de Puigdemont y la CUP. Pero el problema de ahora es que la locomotora de la independencia catalana no se ha frenado, sino que sigue a lo loco. Los políticos, como en su mayoría son cuadriculados de mente y torpes de acción, siguen diciendo las mismas tonterías que antes. La locomotora de los locos sigue, y no hay una vía a la independencia, sino dos.

ANTES o después, votaremos. Pues sí, votaremos, pero no sólo los catalanes, sino todos los españoles. Y hay que tener memoria histórica para no olvidar este día maldito. Rajoy, después de la bochornosa jornada de ayer en Cataluña, dijo que va a convocar a todos los grupos parlamentarios. Se supone que establecerán un modelo de Estado y unos límites infranqueables. Pero es posible que después, en un plazo razonable de tiempo, tengamos unas eldcciones generales. De modo que se pueda escuchar la voz de los españoles. Las ideas del pueblo no se expresan en urnas de plástico, y sin censo, modelo república centroafricana de la selva.

APROVECHANDO que mañana tienen un disparate en Cataluña, voy a recordar que uno de los principales monumentos de Cádiz está dedicado a un gaditano cuya familia paterna era de origen catalán: Segismundo Moret y Prendergast. El monumento a Moret es algo más que un monumento. Son conocidos sus vaivenes. Allí se han concentrado los últimos supervivientes de Los Pabellones, con Miguelito y demás, pero también se han visto sentadas poco cuidadosas. El monumento causa asombro a nuestros visitantes. La semana pasada, iba por allí y unas señoritas me preguntaron quién era ese tal Moret. Yo contesté: “Sólo les digo que este señor no se merece que Cádiz le dedique este pedazo de monumento por haber nacido aquí. Si hubiera nacido en Olot, o en Reus, no lo tendría”. Ellas, que eran claramente catalanas, se hicieron un selfie con palo, por llevarse un recuerdo.

ENTRE los múltiples despropósitos que se generan en Cádiz, de un tiempo a esta parte, está la polémica por el Voto de la Ciudad a la Patrona. En 2015, el primer año de José María González en la Alcaldía, se negó a participar y le cedió el marrón (según lo ven ellos) al entonces concejal de Fiestas, Adrián Martínez de Pinillos, que acudió muy correctamente vestido, según el protocolo, con un aire personal, como a lo Salvochea. La intervención, en cuanto al contenido, no pasó a la posteridad, ni se recuerda especialmente. Desde entonces, atendiendo a las presiones laicas (por no decir ateas), decidieron no participar. Olvidando que no es una responsabilidad de Podemos, sino de la ciudad de Cádiz a la que él representa.

ALGUNOS proyectos curiosos que se plantean en esta ciudad encuentran poco eco, y se terminan perdiendo. Un ejemplo puede ser el plató acuático que ha propuesto el portavoz de Ciudadanos en Cádiz, Juan Manuel Pérez Dorao, como alternativa para crear una industria cinematográfica en la Bahía gaditana. Algunos pensarán que como Juanma va a entrar en Onda Cádiz TV próximamente, se le ha subido a la cabeza el sector audiovisual, y ahora se cree que es Enrique Cerezo, o uno de esos. Pero no es eso, no es eso. La iniciativa fue presentada en el Ayuntamiento de Cádiz en 2015 (con el resultado habitual de lo que se presenta allí) y en el Parlamento de Andalucía en 2016. Aunque no lo parezca, esto va en serio.