ANDALUCÍA cambio la historia de España en 1980, con el referéndum de la autonomía, aquel 28-F. Gracias al aprovechamiento que hicieron, el PSOE consiguió gobernar con Felipe González durante casi 14 años en España, además de cuatro décadas en Andalucía con Escuredo, Rodríguez de la Borbolla, Chaves, Griñán y Susana Díaz. Sin embargo, los efectos mágicos del 28-F para el PSOE terminaron el 2 de diciembre de 2018. Apunten ese día. Fue el día en que los andaluces volvieron a ejercer el derecho a decidir la política de España, al ser la comunidad autónoma con más habitantes. Convirtieron la cantidad en calidad. Desde ese día se habla más de Andalucía. Y la izquierda y la derecha se han descolocado.

SE suele decir que las ratas huyen cuando un barco se hunde. Esto pasa especialmente en los barcos con ratas, que son los más cutres. En los barcos pijos, el capitán es el último que lo abandona. Y eso quiere decir que los demás también se van antes, a la voz de “sálvese quien pueda”. Es lo que le está ocurriendo a Susana Díaz. Está clarísimo que Pedro Sánchez juega a Salomé y ha pedido su cabeza en bandeja de plata. Por devolverle la jugada, de cuando ella pidió la cabeza de Pedro, y acudió Verónica Pérez a Ferraz, no para bailar la danza de los siete velos, pero sí para dejar las cosas claras. Es otra tortilla a la que le han dado la vuelta.

A Vox le puede pasar lo mismo que a algunos millonarios por azar: que se arruinen pronto. Tienen el síndrome del nuevo rico. Ha conseguido unos resultados en Andalucía que no entraban ni en sus mejores expectativas. A eso se ha sumado que los mismos encuestadores que no lo olieron, ahora le profetizan entre 40 y 50 escaños para el Congreso de los Diputados. Aunque Tezanos el del CIS (cuya cocina manda huevos) los reduce a la marginalidad. El éxito político ha pillado a Vox con el paso cambiado. El éxito hay que saber gestionarlo. Ahí es donde se les ve cortitos de estrategia. Por ejemplo, tensar la cuerda hasta forzar otras elecciones en Andalucía sería mortal para Vox. Es una tontería mayúscula.

ESTABA claro que el PSOE iba a tener un mal perder en Andalucía. Existen antecedentes históricos de que ponen el ventilador contra el adversario cuando algo no sale según sus intereses. Fue lo que sucedió cuando el pacto entre el PSA de Rojas-Marcos y la UCD, en la famosa escena del sofá con Martín Villa, para desbloquear el referéndum del 28-F, que se perdió en la provincia de Almería. Alfonso Guerra  lo presentó como una traición a Andalucía. Pero decir que el acuerdo que convertirá a Moreno Bonilla en presidente andaluz  es el pacto de la vergüenza, como repiten en plan loro Susana Díaz y el ministro sanchista José Luis Ábalos, es para reírse a carcajadas. Mira quién habla.

UN amigo extranjero, de nacionalidad china, de mentalidad capitalista y comunista a partes iguales, me dijo: “El gran problema de España es la gestión de algunos políticos. No solucionan los problemas del país, sino que ellos mismos los crean y después los complican”. Y yo pensé: “Pues tiene razón”. Tampoco es que este chino sea un filósofo como Platón, ni siquiera como Jean Paul Sartre, antaño más famoso que Simone de Beauvoir, que lo ha oscurecido. Pero esto se decía por el caso de Cataluña, donde el problema que padecemos ha sido creado en un 98% por unos políticos inútiles que lo siguen complicando.