UN poquito de memoria histórica reciente: en la Feria de abril de Sevilla, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, coincidió con Pedro Sánchez, que pasaba por allí, y entonces sólo era el secretario general del PSOE. Un día después, la presidenta viajó a Madrid en AVE y se entrevistó en la Moncloa con Mariano Rajoy, que por entonces todavía era presidente del Gobierno y no se había reincorporado a su trabajo como registrador de la propiedad en Santa Pola (Alicante). De aquella reunión salió una foto y el compromiso de convocar al Consejo de Política Fiscal y Financiera “pronto”, antes del verano, para tratar una nueva Financiación Autonómica. Con o sin la presencia de Cataluña, por entonces bajo los auspicios del artículo 155.

ES muy grave lo que ha pasado. Y no me refiero a que el seleccionador de España fuera destituido en las vísperas de empezar el Mundial, sino a lo que hay detrás de eso. El fútbol es un reflejo de la sociedad. Se ha vuelto a ver que en Madrid confunden a Madrid con toda España. Creen que un equipo de Madrid, por muchas copas de Europa que haya ganado, es el equipo de todos los españoles y que los demás no importan. Por eso, lo de Lopetegui es significativo. Anunció que se iba al Real Madrid, después de ampliar su contrato con España (pasara lo que pasara en el Mundial), porque pensaba que todos los españoles estarían orgullosos de que él entrene al Real Madrid.

LO siento, pero no todo el mundo puede ser gurú. Porque actualmente se practica una política de trampantojos y espejismos, donde los partidos se dan coba entre ellos, y hay asesores que parecen pagados por el enemigo. De modo que lo mismo dicen que lo blanco es negro, que insinúan que lo negro es blanco. O gris, según les conviene. Y ahora se está contando que, en realidad, todo lo que ha ocurrido estaba preparado por el Ibex 35, para teledirigir la política española gracias a tontos útiles, quitándose de la circulación al quemado Rajoy y oxigenando a Sánchez cuando estaba lánguido. Así el PP tendrá tiempo suficiente para recuperarse de los soponcios y el PSOE para protagonizar algunos días de gloria, dando alegrías a las feministas y los ateos, pero con el presupuesto de Rajoy a salvo. En resumen, una jugada maestra para consolidar el bipartidismo en unas horas bajas.

AHORA viene lo peor para Pedro Sánchez, que es ejercer como presidente del Gobierno. Viendo su aspecto de “euforia contenida” (tras prometer sin Biblia ni Crucifijo), se comprende mejor lo que ha pasado. En realidad, él no esperaba ser presidente, sino conseguir que Rajoy dimitiera. Y Rajoy sí quería ser presidente, pero no estaba dispuesto a dimitir antes de que lo echaran. Los dos jugaron sus cartas sin reparar en las consecuencias de las estrategias equivocadas. Lo peor no es que uno ha fracasado y al otro le pueden quedar meses, sino que están en el camino de hundir a sus partidos. El PP y el PSOE han protagonizado la política de las cuatro últimas décadas, pero tienen un problema de liderazgo.

EL disparate que se ha instalado en España desde que se conoció la sentencia del caso Gürtel es muy triste. Garantiza una amplia producción de basura política para los próximos meses. Confirma que algunos líderes sólo piensan en su propio beneficio personal. Son capaces de perjudicar a un país en recuperación sin inmutarse. Se les llena la boca de España y de democracia, pero son desmentidos por sus comportamientos. Cuando llega la hora de demostrar su altura de miras se han venido abajo.