HA pasado lo que tenía que pasar, que ha sido la investidura de Mariano Rajoy según Sevilla. Según Felipe González y según Susana Díaz, que pusieron los puntos sobre las íes cuando ya preparaban las urnas. Es posible que si el PP se hubiera abstenido en la última elección de Susana como presidenta de la Junta, antes de que necesitara los votos de Ciudadanos, se hubieran ahorrado muchos sofocones. Porque si todos los partidos aprendieran a respetar que gobierne la lista más votada en todas las ocasiones (y no sólo en las que te conviene) se tendría un principio exigible, no sería necesario romper partidos por la mitad.

CASI sin darnos cuenta, hay un repliegue comercial en el centro de Sevilla. Mientras la gente se distrae con la guerra de los veladores que ha declarado Juan Espadas (en plan Capitán Trueno de la hostelería), resulta que hay locales comerciales vacíos en la plaza del Duque, la calle Tetuán y la Campana; esto es, en el cogollo de la llamada milla de oro y los palacios que perdimos. No es sólo un problema del comercio de toda la vida, que también tiene locales comerciales vacíos en la calle Francos, en la plaza del Pan, en Lineros, en Puente y Pellón, y así podríamos seguir como si fuera el itinerario de la Hiniesta. También afecta a grandes almacenes, y a franquicias que caen o se renuevan.

ESTO en Cádiz sería una chirigota, Los defensores de las Setas, aunque puede que el autor fuera algún sevillano, como Lolo Álvarez Seda o Antonio Pedro Serrano El Canijo, que han ganado premios. Sin embargo, en Sevilla es una realidad. Me refiero a que las Setas de la Encarnación tienen sus defensores. No sólo hay detractores. De momento, no existe un club de fans, pero casi. No son colegas de Monteseirín, ni lo ha auspiciado él, que se ha dedicado a su trabajo de inspección médica. Los defensores de las Setas suelen ser progresistas de izquierda (más o menos extrema), así como extranjeros (entre ellos muchos asiáticos) y frikis (de diversas tribus urbanas).