LA gente está loca de contenta, algunos incluso dando volteretas por las calles vacías del barrio de Santa Cruz. Mañana entraremos en la nueva anormalidad, llamada la nueva normalidad por el Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Andalucía vuelve a ser competente, y dependerá de las normas de Juanma Moreno y Juan Marín, que lo publicarán en el BOJA, si bien con las reservas del Gobierno, que no renuncia a contar muertos y cosas así. Entre los logros del nuevo momentazo, destacaría que ya no hay que desescalar nada, pues hemos llegado al fin de la cita y al fin del precipicio. Algunos negocios se han despeñado a tumba abierta, aunque no todos.
EL Santísimo Sacramento volverá esta noche a su capilla de la parroquia de San Lorenzo, que ha sido restaurada tras un año y medio de trabajos. El párroco, Francisco de los Reyes Rodríguez López, en el acto de presentación a los medios de comunicación, recordó que lo más importante no es el extraordinario valor histórico artístico que tiene esa capilla del Sagrario, una joya de la pintura mural y el arte sevillano, sino que fue construida para dar culto al Santísimo. Una Hermandad Sacramental, siguiendo la locura eucarística que se atribuye a Teresa Henríquez, se empeñó en construir esa impresionante capilla (en realidad, son dos unidas), que tiene un excelente retablo dedicado a la Eucaristía y a la Virgen, con la bellísima Inmaculada italiana atribuida a Nicola Fumo, y en la que llaman la atención las recuperadas pinturas murales que inició Francisco Pérez de Pineda, y que culminó Domingo Martínez, junto a Gregorio de Espinal en 1718.
EN todas las crisis hay ganadores y perdedores. Es posible que después del coronavirus haya perdedores y fulminados. Por eso, es importante que Sevilla se lo tome muy en serio. Por sus características económicas y sociales tiene demasiados puntos débiles. Es bonito el optimismo de cara a la galería del arte, pero debemos ser realistas y asumir que lo peor está por venir. Ayer iba a ocurrir un milagro en Castilla y León: un pacto de reconstrucción, con 85 medidas firmadas por todos los partidos, a instancias del presidente, Alfonso Fernández Mañueco, del PP, que cogobierna con Ciudadanos. Al final, se arrepintieron dos diputados: el de Vox y el de Unión del Pueblo Leonés, pero lo firmaron los portavoces de PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos.
EL mercado funciona así, a su manera. Todavía quedan algunos restos del capitalismo, que ha sobrevivido a la pandemia, y que no depende de grandes multinacionales. No son personas como Ana Patricia Botín o Pablo Isla, que le dicen al Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias lo que deben hacer, o como Antonio Garamendi, el presidente vasco de la CEOE. Los presidentes de los organismos empresariales y de las altas finanzas suelen ser vascos o catalanes, del sector no independentista, lo que les aporta un carisma heroico. Pero no me voy a referir a las altas finanzas, sino a las bajas, a eso que denominan la economía sumergida, que tan importante resulta en Sevilla, ciudad con tendencia al submarinismo económico. Según las estadísticas piratas, supone más del 30% del PIB local. Las nuevas guarderías son otro ejemplo.
LA Santa Sede hizo público ayer el nombramiento de Santiago Gómez Sierra como obispo de Huelva. Desde 2011 era el obispo auxiliar de Sevilla. Este cambio tiene repercusión para el Arzobispado. La rumorología apuntaba el nombramiento de un coadjutor, con derecho de sucesión del arzobispo, Juan José Asenjo, que presentará su renuncia por edad en octubre. Sin embargo, el mismo arzobispo explicó ayer que no solicitará otro auxiliar, para no condicionar, y que no vendrá un coadjutor para pocos meses. Los pronósticos para la sucesión siguen apuntando al actual obispo de Bilbao, Mario Iceta. Ese favoritismo no aporta seguridades. En la Iglesia, las sucesiones dependen de factores varios.