UNA vez que Bruno García ganó las elecciones municipales y ya es el nuevo alcalde de Cádiz, la gente impaciente le está pidiendo hechos y no palabras. Mientras Kichi ya está impartiendo clases en un instituto de Puerto Real, el alcalde se ha entrevistado con los portavoces del PSOE, Óscar Torres, y la Izquierda Gaditana, David de la Cruz. Parece que hay buen rollito. Mejor así. Y no debería ser sólo porque ahora hay que repartir las prebendas, también para la oposición, aunque no sean de la misma cuantía. Para el nuevo poder local, lo más destacable es que el alcalde Bruno ha nombrado su equipo de gobierno, con seis jefes de áreas. Se ha visto que su candidatura era un equipo multiusos. Estaba pensada para ganar y para perder.

NI revancha, ni olvido. Mañana terminarán oficialmente los ocho años de kichismo en Cádiz. Vuelve la Alcaldía a estar gobernada por el PP. Sin embargo, todo da a entender que Bruno García será un alcalde de diferente estilo al de Teófila Martínez. La alcaldesa que estuvo al frente de la ciudad desde 1995 a 2015 protagonizó una gestión decisiva en ese periodo histórico, y avalada por unas mayorías absolutas que parecían eternas. Nadie imaginaba, a priori, lo que podía pasar en 2015, cuando el PP de Teófila aún fue el partido más votado, pero no pasó de los 10 concejales. Y el pacto de las izquierdas (que fueron tres, los anticapis de Podemos, los de IU y el PSOE, aunque los socialistas no entraron a gobernar) llevó a la Alcaldía a un activista conocido como Kichi, que pasaría a ser el alcalde de capital de provincia más estrambótico de España.

ENTRE los políticos predomina la teoría de que un partido suele perder cuando no presenta a su alcalde en ejercicio. Y suele ganar cuando lo mantiene. Esto no siempre ocurre, pero sí en la mayoría de las ocasiones. En Cádiz capital no sucedió en 2015, cuando la alcaldesa Teófila Martínez fue la más votada, pero sus 10 concejales resultaron insuficientes, y Kichi llegó a la Alcaldía gracias al pacto de los anticapitalistas y comunistas con el PSOE. La teoría se había cumplido en 1995, cuando los socialistas prescindieron de Carlos Díaz y ganó Teófila Martínez para el PP. Y se ha vuelto a cumplir en 2023, cuando Adelante no ha presentado a Kichi, y han quedado terceros y ha recuperado la Alcaldía Bruno García para el PP.

ESTE domingo la procesión del Corpus en Cádiz será diferente. Cuando la Virgen del Rosario salga de la Catedral y descienda a la plaza con la solemnidad y el señorío que acostumbra, no estará delante de Ella su capataz de los últimos 30 años. No se verá la figura inconfundible de Juan Pidre, con su martillo y con su sonrisa, centinela de los sueños del Niño y del suspiro de la Madre, que siempre mira al frente, con una mirada que parece perderse a lo lejos, pero que se posa suavemente en las almas de sus devotos y devotas de Cádiz. Se puede decir que Juan ya está eternamente a su lado, pero podríamos añadir que la nostalgia será inmensa. Pues pensamos que ese paso nunca se levantaría si no era al son de su martillo.

CON los partidos políticos pasa igual que con los partidos de fútbol: todo depende del resultado. Y, al final, lo importante es mantenerse en Primera División, aunque sea jugando mal, como el Cádiz en Elche, donde parecía que el descenso se lo disputaban los otros, de tanto como corrían los colistas. Menos mal que ya no hay primas a terceros. En las elecciones municipales tampoco hay primas, sino pactos entre primos, que es algo parecido. Si uno no tiene mayoría para la Alcaldía de Villanueva de Arriba se la cambia al otro por la de Villanueva de Abajo y que los rivales se vayan al ca… Después se les queda la cara del Valladolid, ciudad donde el PSOE y el PP empataron (allí se empata mucho), pero la Alcaldía se la dará Vox al PP. En Cádiz, por el contrario, el PP ganó sin depender de los otros, que es como mejor se evitan los penaltis de los últimos minutos.