EL domingo 28 de mayo ocurrió un fenómeno extraño. No me refiero a las elecciones municipales, sino a lo que sucedió en el estadio Nuevo Mirandilla (al que se le puede volver a cambiar el nombre) en un partido de infarto. El Cádiz CF derrotó al Celta por 1-0 y terminó la penúltima jornada con 41 puntos, sin estar salvado. Eso es raro, ya que en las últimas temporadas se consideraba que con 41 puntos estaba garantizada la permanencia. Hay excepciones, como el Betis, que descendió con 42 puntos en 2009, empatado con el Getafe, que se salvó. Y el Cádiz se lo juega con el Getafe. Por eso, hay que advertirlo: atención, el Cádiz no está salvado. Y debería tener mucho cuidado, porque si no puntúa en Elche le puede ocurrir una desgracia.

CÁDIZ volvió a demostrar en las elecciones municipales que es diferente. Una de las ciudades más raras de España. El terror de los encuestadores, que no se comprometían a acertar si habría mayoría de izquierdas o de centro derecha. Algunos le daban dos concejales a Vox, que se quedó cerca, y uno a Podemos, que se quedó lejos. En conjunto, ha sido un gran triunfo del PP. Pero, ¡cuidado! Aunque Bruno García tenga la mayoría absoluta, no ha sido como las de aquellos tiempos en que alcanzaban entre 16 y 18 concejales. Por supuesto que el resultado del domingo tiene incluso más mérito. Pero el nuevo alcalde, Bruno García, lo deberá administrar con cuidado, prudencia y generosidad con los rivales, sabiendo que medio Cádiz no le ha votado. Cuando vean la diferencia, Bruno debería ganar más partidarios, pues hacerlo peor que el anterior es difícil.

ES una lástima que el PSOE y el PP se hayan planteado las elecciones municipales del 28-M como si fueran unas elecciones generales. No es eso lo que se va a votar. Se debería evitar que los dirigentes nacionales distorsionen las elecciones municipales, pues lo único que hacen es confundir a la gente. Ni Pedro Sánchez, ni Alberto Núñez Feijóo, ni Yolanda Díaz, ni Ione Belarra, ni Santiago Abascal, ni ninguno de los que han salido de gira va a ser el próximo alcalde de Cádiz. Y las conclusiones de la suma de votos en España no son tan determinantes. Pongo un ejemplo: el PP fue el partido que obtuvo más votos en las elecciones municipales de 2007. Sin embargo, pocos meses después, las elecciones generales de 2008 las ganó el PSOE con Zapatero.

EL escándalo mundial que se ha montado con los insultos racistas a Vinicius ha desvirtuado la realidad. Hasta el presidente brasileño, Lula da Silva, habló de lo ocurrido en Mestalla, antes de referirse a la guerra en Ucrania. Lo peor es que la gran mayoría de los que están opinando no vieron el partido Valencia-Real Madrid. Con lo cual hablan de oídas, e ignoran lo que sucedió realmente. Hablan de tópicos, por hablar. Yo sí lo vi en televisión. Ha sido la vergüenza antideportiva más grande de los últimos tiempos. Pero no es racismo exclusivamente. Es La Liga, la competición más bochornosa y adulterada que se disputa en Europa.

PARA la ciudad de Cádiz es muy importante tener un equipo de fútbol en Primera División. Es el único municipio de la provincia con un club en el fútbol profesional de la Liga. En esas circunstancias, el partido Cádiz-Real Valladolid, que se disputa esta noche en el estadio Nuevo Mirandilla (antes Carranza), es algo más que un partido. Si el Cádiz lo pierde, será muy difícil que se mantenga en Primera. Si el Cádiz lo gana, se quedaría muy bien situado. Pero hay que tener mucho cuidado, porque la trayectoria reciente del Cádiz es bastante mala. Y porque el Valladolid se ha dedicado a calentar el partido, haciéndose víctimas de los árbitros. Cuando, para víctimas de los árbitros, con el Cádiz se ha sentado cátedra.