UTILIZAR las catástrofes naturales, los accidentes y otras desgracias fortuitas para el debate político es de mal gusto. Igualmente es pintoresca la importancia que se da a la presencia de políticos en las zonas afectadas por siniestros. Ayer el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y varios ministros estuvieron en acción, con visitas en helicóptero por las provincias de Alicante y Murcia. La ministra de Defensa, Margarita Robles, acudió a Torrejón para inspeccionar la coordinación de los militares de la UME. Por la tarde el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, visitó zonas malagueñas afectadas. Es bonito, de cara a la galería fotográfica, y sintomático de que habrá elecciones en noviembre. Pero resulta más práctico que el Consejo de Ministros agilice las ayudas en cuanto sea posible.

CON Brexit duro o con Brexit blando, España debe rectificar su visión de Gibraltar. Hasta ahora tenemos el síndrome de Gibraltar. Consiste en que los españoles nos preocupamos por ellos como si fuéramos sus monos. De modo que ahora, con el Brexit que pretende endurecer Borís Johnson, si se lo permiten, la principal preocupación es conseguir que no haya problemas con Gibraltar. Es decir, incumplir las normas internacionales que fijará Europa para las fronteras con el Reino Unido, a fin de no molestar a los gibraltareños, que dan más de 13.000 empleos a vecinos de La Línea, según algunas versiones. Dicen que nada debería cambiar.

UNA de las curiosidades del verano político ha sido la propuesta de coalición España Suma. Es una idea coherente para unir las fuerzas del PP y Ciudadanos, que han demostrado en Andalucía sus posibilidades de formar un gobierno estable, sin grandes diferencias ideológicas. Aglutinan claramente el espectro del centro y la derecha, a los liberales y a los conservadores. El centro derecha sólo ha sido fuerte en la España democrática cuando ese voto se ha unido. Sucedió en los mejores tiempos de José María Aznar y de Mariano Rajoy. Manuel Fraga lo consiguió en Galicia (por las singularidades y por su paisanaje), pero no en el resto de España. Sin embargo, la propuesta de integrar a Vox en España Suma sería un error gravísimo, que se la cargaría por completo.

AGOSTO está resultando un mes inquietante, en el que se ha confirmado que el país está abandonado y funciona solo, por inercia. Es como una anarquía que tiene el motor en marcha. Con los políticos de vacaciones y el presidente del Gobierno en funciones y perdido. Cuando ha reaparecido ha sido peor, porque intentó solucionar el caso del Open Arms y consiguió indignar a todo el mundo. A Salvini, a los de la oenegé del barco y a los propios inmigrantes. Por otra parte, con los políticos de vacaciones y los responsables sanitarios en la inopia, ha surgido un brote de listeriosis que es un escándalo mundial, cuya gravedad se ha minimizado. No hay dimisiones, ni responsabilidades.

ALGUNAS decisiones de los partidos políticos no son comprensibles para la racionalidad de la ciudadanía. Así se ha llegado a lo que tenemos, que es un disparate, o una política despendolada y a las bravas, que no se sabe a dónde va a parar, porque ningún partido tiene las ideas claras. En las encuestas del CIS de Tezanos puede darse el caso de que el PSOE gane las próximas elecciones con el 101% de los votos, a pesar de que Pedro Sánchez suspende como líder desde antes de la investidura fallida. Pero con este escenario lamentable, con el gobierno de coalición fallido, tampoco se puede perder de vista que la oposición está cometiendo errores.