EL espectáculo que están protagonizando PP, Ciudadanos y Vox es lamentable. Los restos del naufragio del centro derecha zozobran en tres partidos, enredados en un intercambio de acusaciones. En Murcia, los de Vox no pactaron al final y dejaron sin investidura a Fernando López Miras, del PP. Lo más curioso es que Teodoro García Egea, secretario general y negociador del PP, en un ataque de indignación, dijo que Vox es “la ultraderechita cobarde”. Igual los invitan a gobernar y les ofrecen concejalías en Madrid, que pactan y dejan de pactar a las pocas horas en Murcia, que los azotan. Mientras el PSOE sube en las encuestas. No tanto como exagera Tezanos, el del CIS, pero el centro izquierda avanza y el centro derecha retrocede. Por eso, la tentación de Pedro es inmensa. En sueños ve urnas.

LA Iglesia Católica celebró ayer, 29 de junio, la festividad de San Pedro y San Pablo. Son dos pilares de la fe. Cada uno con sus características, tan distintas, pero complementarias. Por eso, la fiesta se celebra a dúo, y parecen inseparables. Como la gente de ahora apenas estudia la historia sagrada, muchos infieles desconocen la importancia estratégica de San Pedro y San Pablo, y los confunden con otro Pedro y otro Pablo. Los nombres de los niños y niñas no surgen por casualidad, y si alguien se llama Lenin, Tigre, Gaga (o esos nombres raros que ponen para fastidiar a las criaturas) no es lo mismo que si te llamas Pedro o Pablo. Porque algo del santo siempre se queda, aunque sea poco.

UNA característica de la sociedad actual es la hipocresía como forma de vida. La política española es uno de sus mayores exponentes. Utilizan las apariencias como normas de conducta, de modo que lo importante no es el ser, sino el parecer. En los pactos para el Gobierno, las autonomías y los ayuntamientos  tenemos un gran ejemplo. Cada partido hace lo que le conviene, allá donde puede. Sin embargo, con la complicidad de sus grupos mediáticos de presión, intentan machacar a los rivales cuando hacen lo mismo. Es sarcástico que digan lo contrario de lo que decían. Pero lo más pintoresco es el trato que dan a Vox y a Podemos.

EL sábado 15 de junio de 2019 será recordado como un mal día para la democracia. Excepto en las ciudades y pueblos donde los alcaldes consiguieron mayorías absolutas, en los demás pasó de todo, con una verbena de componendas al mejor postor. Siempre hubo curiosidades, pero la fragmentación de la nueva política ha favorecido casos bochornosos. Por ejemplo, el de Melilla, donde gobernará Ciudadanos, que sólo había conseguido un representante. Después de una jornada como la de ayer, los partidos deberían pactar una reforma de la ley electoral, para que los alcaldes sean elegidos directamente por los vecinos en segunda vuelta.

DESPUÉS de la oleada de elecciones, España se ha convertido en el paraíso de los gurús políticos. Ahora hasta el más tonto vende una sandía como si fuera un balón. Para más despistar, intentan pactos sorprendentes en los trapicheos de las elecciones. En las primeras municipales de 1979 se montó un escándalo fenomenal cuando PSA y PSOE pactaron el trueque de las alcaldías de Sevilla y Granada, que convirtió en alcaldes, de rebote, a Luis Uruñuela y Antonio Camacho, respectivamente. Aquello fue un juego de niños traviesos, al lado de lo que pretenden ahora, cuando el debate del PSOE está en si pactan o no con Bildu en Navarra. O cuando Vox imita a Unidas Podemos, en el rechazo a los presupuestos andaluces, para ver qué sacan a PP y Cs  en otras regiones.