SEGURAMENTE Sevilla es la ciudad más monárquica de España. En una encuesta reciente sobre el rey Felipe VI, apareció que Andalucía es la comunidad española más monárquica, sin duda por la influencia sevillana. Esto se nota en muchos detalles, porque la monarquía se basa en la Familia Real. En casi todos los ámbitos económicos y sociales sevillanos, las familias reales son importantes y actúan con mentalidad de sucesión. Hay empresas familiares, colegios familiares, hermandades familiares… Y como aquí hay unos Reyes Magos que no gobiernan, pero tienen un alto rango moral, también funcionan con cierto ajuste a los principios de la monarquía.

LOS ataques que sufrieron representantes de Ciudadanos en la Cabalgata del Orgullo (Gay) escenifican una peligrosa intolerancia. En Sevilla, como en otras ciudades, les arrojaron pintura y recibieron insultos. Han sido curiosas las reacciones posteriores. Tímidas condenas y hasta justificación. Una diputada de Podemos, Sofía Castañón, tras decir que rechazan la violencia, añadió: “Cuando vas de la mano con el discurso de la ultra derecha puedes encontrarte respuestas así”. Los ataques coinciden con la campaña de presión mediática que está sufriendo el partido de Albert Rivera. Por dos motivos principales: sus pactos con el PP y Vox, que han dejado a la izquierda sin algunos ayuntamientos y autonomías con las que contaban; y su negativa a apoyar a Pedro Sánchez en la investidura. Seguro que esto último importa menos a los atacantes que los acuerdos con Vox. Pero cuando se atiza el odio político, hay que tener cuidado para no traspasar ciertas líneas, sean rojas o del arco iris.

A veces el fútbol se convierte en una alegoría de la realidad. Lo hemos visto en la Eurocopa sub 21 de fútbol, que ha ganado España. Las figuras de la selección eran Fabián y Ceballos, dos futbolistas procedentes de la cantera del Betis, que apuntaban a figuras desde sus comienzos, pero que se fueron a otros equipos cuando consiguieron fama. Fabián está en el Nápoles y Ceballos en el Real Madrid, aunque a Zidane no le gusta. En los sub 21, también ha jugado otro futbolista del Betis, el lateral Júnior, que empezó como suplente, pero se asentó como titular, y que también se supone que irá a otro club en el mercado de verano. La fuga de talentos es inevitable, como suele pasar en Sevilla. Muchos jóvenes brillantes se van a Madrid o a otros países.

ARRANCA julio, que es el mes más raro del año. En Sevilla algunos (y no pocos) se comportan como si no existiera. De modo que en la segunda quincena de junio han proliferado actividades de todo tipo. La última semana es trágica, porque dejan casi todo para el final. Así consultas la agenda y resulta que el martes 25 tenías tres actos a la misma hora, el miércoles 26 eran cuatro, el jueves 27 subieron a cinco, el viernes 28  bajaron a cuatro y el sábado 29 y el domingo 30 se reservaron para el ocio y las fiestas religiosas. Ahí quedó. Sin llegar a las 17 procesiones eucarísticas que salieron el domingo 23 de junio. Los santos alcanzan mucho protagonismo en junio, aunque en Sevilla no hay playas para quemarlas en la noche de San Juan. Interesan más las lágrimas de San Pedro.

EL alcalde, los concejales y las concejalas también necesitan llegar a fin de mes. También son criaturas de Dios y tienen sus gastos. Pero son los representantes del pueblo, por lo que deben cuidar las formas, especialmente en los barrios pobres. El mismo día en que se hace público que los salarios de los españoles han caído un 2% desde el comienzo de la crisis, van ellos y ellas al pleno y se lo suben una media del 40%. Al parecer, no se subían el sueldo desde el siglo pasado. La mayoría de los concejales de Sevilla no habían sentido el placer de llegar a casa y contar a su familia: “¡Me han subido el sueldo!”. Hay ediles, como la portavoz de Vox, Cristina Peláez que han entrado en el Ayuntamiento con un pan debajo del brazo. Y, además, votó en contra. También Susana Serrano, la de Adelante Sevilla, que dijo que van a donar más dinero a los pobres. Justicia distributiva.