AL final ha ascendido el Valladolid, que estuvo casi toda la temporada por detrás del Cádiz, pero ha disputado dos eliminatorias impecables ante Sporting y Numancia. Asciende el equipo del máximo goleador de la Liga 1/2/3, Jaime Mata, que marcó 35 goles incluidas las eliminatorias, de ellos 33 en el campeonato regular, el triple que Alvarito, máximo realizador del Cádiz. El segundo goleador, Raúl de Tomás, que marcó 24, fue fundamental para el ascenso del Rayo. El Huesca, que también ascendió, no tuvo un goleador, sino dos: el Cucho Hernández marcó 16  y Gonzalo Melero otros 16. Por otra parte, Sergio Guardiola, que marcó 22, fue esencial para la gran segunda vuelta del Córdoba, en la que se salvó, después de que se fuera Jona. ¿Y todavía preguntan por qué no ascendió el Cádiz?

TODO el mundo se indignó con el partido de Granada. Pero hubiera bastado que el Cádiz no encajara el gol fatídico del alargue ante el Tenerife para haber quedado sexto y disputar la eliminatoria frente al Zaragoza. El Numancia no se hubiera clasificado, así es el fútbol. Por un desajuste (impropio del cerverismo) se desperdició la temporada. Aunque era muy difícil que ascendiera en las eliminatorias, teniendo en cuenta el estado físico y psíquico en el que han terminado. Ciñéndonos a lo estrictamente deportivo (es decir, sin entrar en las divergencias de Vizcaíno y Pina), con lo que se ha sabido esta semana ya se explican algunos detalles y algunas actitudes.

SEAMOS sinceros: el Cádiz no se ha merecido disputar las eliminatorias de ascenso. Con esta plantilla, este entrenador y esta directiva era utópico ascender a Primera. La plantilla está descompensada, y ha llegado arrastrándose al final de temporada. El entrenador es de costumbres conservadoras, sirvió para amarrar la permanencia, pero después se le ha ido el ascenso por un pésimo final. La directiva está dividida, con Vizcaíno y Pina a la espera de la última batalla. Eso también se sabía. Así que en la última jornada pasó lo de siempre. A unos se les queda cara de tontos y a otros de listos.

AL Cádiz le pasó con el Tenerife lo mismo que en otras ocasiones, por ejemplo ante el Lugo en Carranza. Marcó, se encerró, y lo estropeó al final. El conformismo a veces sale bien, pero en otras ocasiones no. Es una lástima que el golazo de Perea, que daba la clasificación virtual para disputar las eliminatorias de ascenso, se quedara enturbiado por un error defensivo, en el que Servando perdió la posición. El Tenerife no había llegado ni una sola vez con auténtico peligro, por lo que nada hacía aventurar ese final decepcionante. El Cádiz se defendía con la solvencia de costumbre. Pero jugar al 1-0 es muy arriesgado. Es jugar con fuego, sin garantía de que no te quemes.

FUE una gran decepción: pasar de una gran noche con el Zaragoza a este pésimo día con el filial del Barcelona. Fue muy duro, porque a los jóvenes del Barça les bastó la primera parte para sentenciar y dar un baño de juego y goles a un Cádiz  descolorido. Ni siquiera supieron defender. Y lo peor es que habían salido con todo a favor, en un Mini Estadi con poco público, donde animaba más la afición cadista, y frente a un rival en situación casi desesperada, al que le faltaban por sanción Aleñá y Ruiz de Galarreta. Pese a esas ausencias, y a otras por lesión, el filial azulgrana fue superior.