EL riesgo de atentados terroristas yihadistas en Cádiz y su provincia es hoy el mismo que existía antes del 17 de agosto. Ni más, ni menos. No hay que acongojar a la gente. No hace falta cambiar los hábitos de vida, ni nada de eso, porque a la larga es lo que buscan los terroristas: crear más miedo del razonablemente necesario. Por ello, la instalación de bolardos en lugares como la plaza de San Juan de Dios hay que verla en su justa medida. Estamos en la apoteosis del bolardismo. Desde que se difundió que Ada Colau no los quiso colocar en las Ramblas de Barcelona, todos los alcaldes están dispuestos a bolardear lo que haga falta. Aunque sea sin ton ni son, y sin valorar las consecuencias colaterales que pueden ocasionar.

AYER, viernes 1 de septiembre, fue “un día histórico” en Cádiz. Es lo que dijo el concejal de Medio Ambiente, Álvaro de la Fuente. ¿Y por qué motivo? Comenzó la municipalización de los servicios de limpieza de los módulos de playa. Ese acontecimiento perdurará en los anales de la ciudad, como el día 19 de marzo de 1812, cuando se aprobó la Constitución. En este caso, no sucedió el día de San José, sino el día de San Arturo. Ni aún así se garantiza su futuro. El PP y el PSOE están en contra. Ignacio Romaní y Fran González aprecian irregularidades, y van a convocar el Consejo de Administración de Cádiz 2000, y dicen que se van a enterar.

SE hundió en siete minutos y ya han pasado seis años de abandono. No es el primer réquiem que escribo por el Vaporcito, ni siquiera el segundo. Se podría publicar un recordatorio muy sentido todos los años, en torno al 30 de agosto (que fue la fecha de la defunción), encargarle un funeral marinero típico gaditano con pasodobles y tangos, o algo así. Total, en Ceuta le cantaron una plegaria rociera a Ganesh, un dios hindú, y los tiempos están confusos. Pero nunca te olvidaremos, Vaporcito, por mucho catamarán que navegue. Ahí está el origen del mal: tienes competencia desleal. La Bahía siempre será tuya, Adriano III, que te ausentaste de este mundo sin dejarnos un digno heredero, un Adriano IV, que mantuviera toda la grandeza de tu imperio marinero.

ALGUNAS veces los políticos se pasan de frenada. ¡Quieto ahí! Y, como van de transparentes por la vida pública, buscando corruptos en los otros partidos y olvidándose de los suyos propios, a veces se fijan en detalles secundarios. Es lo que ha pasado en San Fernando con el discurso de la alcaldesa, Patricia Cavada, para el acto de hermanamiento entre el municipio isleño y Algeciras. El PP ha denunciado el “despilfarro”, la “frivolidad” y el “disparate” del precio pagado por ese discurso. ¿Y cuánto arrearon en esas sufridas arcas municipales isleñas, donde antaño pasó lo que pasó? ¿Acaso fue una millonada? No, era una factura de 370 euros.

LA Virgen del Rosario, Patrona de Cádiz, se transformó ayer en Galeona. No tuvo necesidad de viajar por mares lejanos, sino que se quedó en su Bahía gaditana. Una patrullera de la Armada la trasladó, desde el muelle hasta Puntales. Al embarcar sus andas, hubo como una nostalgia ultramarina. Ahora es Cádiz la que se asoma al mar para verla. La visita a las parroquias de la ciudad se prolongará hasta el 8 de septiembre, cuando regresará a Santo Domingo. Con este recorrido se cumplirá quizás el acto más emotivo de su 150 aniversario como Patrona.