SOY uno de los convencidos de que el Carnaval y la Cuaresma proceden del mismo árbol del bien y del mal. Por lo cual se fundamentan en el calendario de las fiestas de origen cristiano. Por lo cual no hay necesidad de rasgarse las vestiduras, ni buscar enfrentamientos, que tienen un origen exclusivo, excluyente y de un dogmatismo mal entendido. Tras el Carnaval, llega la Cuaresma, que en Cádiz dicen que tiene una semana menos que en el resto del mundo. O dos, si se consideran los Jartibles del próximo domingo. Por eso, es bueno que hoy se reconduzcan los tiempos, con el vía crucis de las hermandades, en el primer lunes de Cuaresma.

SEÑORAS y señores, no se asusten. Al Carnaval le pasa como al París de Hemingway (y de Vila-Matas), que no se acaba nunca, porque está en permanente ebullición. Algunas agrupaciones ya tienen su tipo para 2018. Pero hoy pasa a la historia el Carnaval de 2017, que ha sido como le gusta al gobierno  municipal de González Santos; esto es, con su día de Andalucía en modo puente festivo, sin necesidad de perturbar las fiestas de la luna llena. La gente critica que el Ayuntamiento no hace nada, pero en el Carnaval se han equivocado. Como esto les interesa, ya le han metido mano. Se nota en detalles concretos, como la eliminación de las ninfas y la diosa; o la extensión de las fiestas por toda la ciudad, incluido el Paseo Marítimo.

HA sido una pena. Han aplazado la prueba del tranvía entre Chiclana y San Fernando. Casi llora la Bahía. Pero es mejor hacer las pruebas en condiciones y sin riesgos. La gente inocente creerá que un tranvía anda solo, porque se han gastado un dinerito curioso; y esto no funciona así como así. Recuerden que los primeros intentos por tener tranvías en Cádiz y en San Fernando empezaron en el siglo XIX. Eran otros tranvías, sí, también hay que decirlo. Y todos los que nacimos después de 1912 y antes de 1965 disfrutamos la oportunidad  de viajar en ellos.

HOY es primer viernes de marzo. No se distraigan totalmente con el Carnaval, que ya hemos entrado en Cuaresma. Hoy es el día de las visitas a Jesús de Medinaceli en la Catedral Vieja. Como su propio nombre indica, desde el siglo XIII hasta 1838, esta fue la antigua catedral de Cádiz, tras la conquista de la ciudad por Alfonso X el Sabio. Actualmente es la parroquia de Santa Cruz. En otros tiempos, era conocida también como la parroquia del Sagrario de la Catedral. Fue la primera feligresía de la ciudad. Por rango, es la segunda iglesia más importante de Cádiz, y por historia es la primera, si nos ajustamos a la fundación.

NADIE lo duda: en Cádiz lo más importante es el Carnaval. Todo lo demás importa menos. Fíjense lo que ocurrió en el último Pleno. Martín Vila, que es el concejal de Urbanismo, sugirió la posibilidad de que se pueda derribar el edificio de la Aduana, como quien no quiere la cosa, ya que algunos “han cambiado de opinión”. No se sabe si lo dijo en serio, o de cachondeo. Estamos en Carnaval y con la gracia subida. Sin embargo, le alabo el gusto a Martín, no porque vaya a derribar la Aduana (que es misión imposible), sino porque sin querer, o queriendo, ha practicado la prueba del algodón, que no engaña. En Cádiz, siendo Carnaval, todo lo demás importa un pepino.