TANTA expectación para un Gobierno no se recordaba en los tiempos de la vieja política. En la tarde de ayer se filtraban los primeros resultados de las qjuinielas, como si fueran el Betis, el Málaga y otros partidos de los viernes: García Margallo y Fernández Díaz han perdido, como se intuía en las casas de apuestas de Gibraltar, y como se había escuchado en los micrófonos ocultos. El cambio llega al Exterior y al Interior. Por el contrario, esos economistas que le han dado pares y nones a Bruselas, van a seguir: Luis de Guindos ha ganado por la mínima y sigue en Economía; y Cristóbal Montoro ha empatado, es una equis, le dejan Hacienda y le quitan las Administraciones para no dar por saco a las comunidades autónomas.

EL Paseo Marítimo de Cádiz es algo más que un paseo. Es el recorrido que bordea las playas en la zona del turismo de sol. Es también esencial para la hostelería. Es como la columna vertebral de las playas de Cádiz. Incluso es importante para el tráfico. Por consiguiente, no se debe acometer una chapuza que empeore lo existente. Y, a la hora de mejorarlo (que es posible y necesario), se debe tener mucho cuidado para no causar daños irreparables, o de difícil reparación. También es cierto que todo el Paseo Marítimo no funciona igual. Incluso hay una zona entre Asdrúbal y el Cementerio donde prácticamente no existe.

NADIE se debería hacer ilusiones sobre el supuesto acuerdo que han alcanzado el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía para dar por clausurado el cementerio de San José en Cádiz. Una cosa es que firmen un documento y otra que aquel lugar tenga un futuro beneficioso para la ciudad. Entre todos los jaleos que tiene Martín Vila, con el Urbanismo y la Memoria Histórica, el del cementerio es de los más irresolubles. Y tampoco se estropeará su palmarés por ese asunto, pues desde 1992 han gobernado en el Ayuntamiento gaditano el PSOE, el PP y Unidos Podemos, sin que se haya puesto orden y decoro en ese espacio gafado.

EN la plaza de San Antonio, frente a la sede provincial del PSOE, veo un puesto de castañas, que echa humo. Tardes lánguidas de final de octubre, cuando ya se han evaporado las primeras lluvias, cuando se apagan los últimos reflejos del verano y la oscuridad vespertina asume el cambio de la hora. Hemos pasado del Festival Iberoamericano de Teatro a los disfraces de Halloween. Hoy se celebran los Tosantos en la Plaza y el mercado Virgen del Rosario. Hay huesos de santos, buñuelos y panellets en las pastelerías. Y el humo de esas castañas nos anuncia el frío que aún se esconde. No hay colas delante del puestecillo, que pregona su antigüedad.

LA calle es suya, de la buena gente de Podemos, y eso no hay quien se lo discuta. Ayer, en la investidura de Mariano Rajoy, ¿quiénes tomaron la calle, en los alrededores del Congreso? Los de Podemos. En junio de 2015, cuando José María González Santos, entonces conocido como Kichi, fue elegido alcalde de Cádiz, sin haber ganado las elecciones, ¿quiénes tomaron la calle, en la plaza de San Juan de Dios? Los de Podemos. Son ellos los que salen a las calles, que es su territorio. Porque allí no se vota, sino que se grita. Y se ejerce un derecho, por supuesto, aunque decían que se había prohibido con la Ley Mordaza.