NUNCA sabremos lo que hubiera sucedido en Cádiz si Ciudadanos hubiera mantenido a Juan Manuel Pérez Dorao como número 1 y a María Fernández-Trujillo como número 2 de su lista. Probablemente, hubiera ocurrido lo mismo, o algo parecido, en el sentido de que Kichi hubiera ganado con 13 concejales. O puede que con alguno menos, por los restos, y porque quizá no se hubiera abstenido un sector del centro derecha gaditano. En todo caso fue un error, un inmenso error de Ciudadanos, que ha frustrado su progresión en Cádiz, y ha metido en la política de trincheras a un profesional cualificado, como es Domingo Villero, para ejercer un papel de secundario.

EN estos días de pactos municipales, apenas oímos peticiones de una segunda vuelta en los ayuntamientos. Será por el final de la segunda vuelta que ha protagonizado el Cádiz CF, que ha desmoralizado a la afición. Hace cuatro años, antes de que tomara posesión Kichi como alcalde del cambio, el PP insistía en este asunto. Pedían un cambio, pero en la ley electoral. En ese escenario hipotético, los gaditanos hubieran escogido directamente entre Teófila Martínez y José María González, liberando al PSOE y a Fran González de tan funesta responsabilidad. Cuatro años después seguimos como cuatro años antes, aunque con Kichi fortalecido, y sin voces discrepantes que pidan cambios en el sistema para que los ciudadanos elijan directamente a sus alcaldes o alcaldesas.

HEMOS leído en el Diario que Cádiz es la ciudad española con menos atascos y la segunda del mundo más fluida. El estudio Tom Tom Traffic Index 2018 ha analizado 403 ciudades de 57 países (de ellas 25 españolas). La capital gaditana ha ocupado el puesto 402 en el ranking de atascos, tan sólo mejorada por Greensboro High Point, una ciudad de Carolina del Norte (EEUU), en cuya área metropolitana residen en torno a 700.000 habitantes, y donde hay un tráfico genial, según parece. El récord del mundo de atascos lo ostenta la ciudad india de Mumbai, que es caótica e inexplicable, seguida de Bogotá (Colombia) y Lima (Perú).

EN estos días, tras la dimisión de Fran González como concejal, se ha intensificado el debate sobre el hundimiento del PSOE en Cádiz. Quienes tenían guardados los cuchillos para cortar cabelleras los han enarbolado para buscar sangre política con Fran González. El resultado ha sido malo de solemnidad, sin paliativos ni excusas. Y con la desagradable consecuencia de perder el sillón del diputado provincial gaditano. No obstante, es falso que Fran sea el único culpable. Hoy, como continuación del artículo de ayer, quiero recordar algo esencial: este ha sido un fracaso más de los socialistas gaditanos. No es un cajonazo aislado.

LA dimisión de Fran González como concejal del Ayuntamiento de Cádiz es coherente. Después de lo ocurrido el pasado 26 de mayo, su presencia sólo serviría para importunar. No estaba en una situación políticamente correcta para seguir haciendo oposición a Kichi, ni mucho menos para apoyarlo durante los próximos cuatro años, sabiendo lo que sabe. Por consiguiente, estará mejor fuera que dentro del Ayuntamiento. No obstante, sus compañeros de militancia socialista en Cádiz, que tan favorables son a martirizar al líder local, harían bien en no disparar. Se ha retirado del grupo municipal. Pero no de la política, ni del PSOE.